Revista D

Hasta en los sueños nacen las ideas.

El camino del emprendimiento puede ser empinado y lleno de riesgos, y muchas veces no se conseguirá una cosecha abundante, pero el que “no arriesga no gana”, dice el dicho. <strong>Ana Gabriela Maldonado</strong> (1980) decidió lanzarse a esta aventura y su historia es una de éxito.

A Maldonado González desde niña le gustaban las ventas y enseñar a los más pequeños. Combinó y perfeccionó estos factores hasta lograr ser la propietaria de la editorial Jugando aprendo, desde la cual diseña, elabora y reproduce textos didácticos para preescolares.

Después de cinco años de haber fundado la empresa, en solitario, Maldonado distribuye libros de texto a más de 300 colegios del país y en algunos de El Salvador. Emplea a 26 personas, en promedio, y su facturación anual es más que buena.

Maldonado, quien cursa una maestría en la Acton MBA de la Universidad Francisco Marroquín (UFM), reconoce que su fórmula de éxito reside en una serie de ingredientes que van desde la creatividad, la disciplina, hasta el ahorro. “Pero también es importante tomar riesgos y prepararse académicamente. Todo esto funciona si la pasión por hacer lo que más nos gusta es lo que mueve en el trabajo diario”, afirma.

¿Se nace o se aprende a ser emprendedor?

Definitivamente la necesidad y las ganas de emprender nacen con la persona. Desde pequeña mi juego favorito era vender. Recuerdo que prefería quedarme un domingo sin salir de casa para dedicarme a las manualidades, las que después vendía a mis padres.

Diseñaba tarjetas, ropa para perros, adornos navideños, cualquier cosa que aprendía en el colegio, luego las vendía.

Ya más grande, encontré unas galletas muy ricas que costaban 0.30, pensé que podía venderlas a Q1. Las llevaba al colegio y obtenía una ganancia de 0.70.

Sin duda tenía claro sus objetivos.

Estudié magisterio para párvulos porque siempre me ha gustado trabajar con niños, son mi pasión. Mezclé la didáctica y el emprendimiento, de manera que solía soñar con este proyecto desde los 19 años. Hoy regreso a la Normal de Párvulos, donde estudié, y les digo a las estudiantes que en esos pupitres era donde solía soñar.

Es usted una estudiante exitosa de la maestría de la escuela de negocios de la UFM.

Es una maestría enfocada al emprendimiento. Desde el primer día de clases supe que era lo que buscaba, pues se practica con casos reales.

Para mí fue como una inspiración para mi negocio, y cómo aprendes a planificar en forma estratégica en tres, cinco, 10 años. Me di cuenta de que muchas cosas ya las hacía, pero no sabía su nombre técnico o cómo mejorarlas.

Recuerdo que decían que la maestría se pagaba sola. Pensé que era una estrategia más de ventas. (Cada curso cuesta US$2,800). A las tres semanas vimos un caso y descubrí una forma para manejar mi dinero en la cual podía pagar toda la maestría. Se aprenden herramientas tan buenas que nos permite sacar muchas ventajas.

¿Cuál fue esa la fórmula?

Coloqué mi capital a plazo fijo de dos meses, con los intereses pagué el semestre. Considero importante buscar una educación superior que nos permita esos espacios para crecer, crear e innovar.

Se habla mucho de alcanzar sueños, pero hacen falta las herramientas y capacidades. ¿Se necesita partir de un capital semilla?

Creo mucho en ser creativo en todos los aspectos de la vida. No se trata solo del talento para dibujar, por ejemplo. En mi caso, tuve la oportunidad de trabajar como maestra en el colegio Jugando aprendo. Este se iba a cerrar y propuse administrarlo a cambio de una regalía mensual. Para entonces tenía 19 años.

Fue un buen inicio.

Necesitaba un mínimo de 19 niños para no tener pérdidas. El primer año logré reunir a 45, y fueron aumentando con los años. Eso me permitió pagar mis estudios universitarios y al mismo tiempo ahorrar. Reuní un capital de más o menos Q70 mil, que no es mucho para empezar un negocio.

¿Cuánto capital necesitaba para comenzar la editorial?

Tenía 26 años y necesitaba alrededor de Q1 millón.

No tenía la maquinaria para imprimir los libros, cada una cuesta alrededor de Q250 mil.

Busqué empresas que se dedicaban a imprimir, pero, como es lógico, nadie te presta nada, tienes que pagarlo. Con el papel era otro problema, no dan crédito, así que tenía que pagarlo.

El choque de los sueños con la realidad es fuerte, pero es precisamente en esos momentos que debes creer mucho en lo que quieres y luchar, porque te puedes quedar literalmente sin un centavo.

¿Cómo lo resolvió?

Logré que una empresa me alquilara sus máquinas por las noches. Compaginaba los libros en casa —previamente impresos los pliegos—, los subía al carro a las 11 de la noche y me iba a una fábrica en Villa Nueva, que me cortaban las hojas.

Es en esos momentos donde entra la creatividad; es indispensable encontrar soluciones.

Me quedé sin dinero, pero afortunadamente siempre tuve la costumbre de ahorrar un poco y tenía un buen crédito.

Tuvo que tomar riesgos, ¿qué hizo?

Tenía tres tarjetas de crédito, las cuales sumaban unos Q150 mil. Calculé cuándo sacar todos los fondos y devolverlo sin pagar un centavo de intereses. Retiraba el 15 de noviembre y el 3 de enero hacía el depósito. Con eso pagaba empleados y gastos.

Nunca hice un préstamo. En ese tiempo fui a un banco y su respuesta fue que si quería un crédito la empresa tenía que tener por lo menos tres años. ¿Dónde está el apoyo al pequeño empresario?

Puede ser creativa tener disciplina de ahorro, pero ¿dónde quedan los estudios?

Son muy importantes. Ese gusanito que tienes dentro puede formar un capullo y luego convertirse en una mariposa grande, o puede quedarse allí como un gusanito. Así como puedes nacer siendo emprendedor, puedes ser uno muy malo.

Cada cosa que aprendes en la universidad, en una conferencia o en círculos de emprendedores, se convierten en herramientas para tu valija de conocimientos. Nunca te va a sobrar una, pero sí te pueden faltar.

El aprendizaje no se detiene.

Dicen que la empresa que no crece se está muriendo. Igual como persona. Si uno no innova empieza a morir. Los cambios siguen y para mí es importante continuar los estudios a todo nivel.

Ahora su trabajo es expandirse.

Sí, me gusta, pero no descuidamos nuestra plantita. Todos los años innovamos nuestros libros. El año pasado ofrecí un diplomado para directoras acerca de cómo llevar una entidad educativa de calidad. Esta rentabilidad del producto nos da la oportunidad de retribuir, incluso a los padres de familia, con quienes desarrollamos cápsulas de motivación y otros temas.

¿Qué consejo le ofrece a un joven emprendedor?

Recomiendo no buscar lo que te de más dinero sino lo que te encanta hacer. Hasta en los sueños nacen las ideas. Cuando decidí estudiar magisterio alguien me dijo que iba a morir de hambre. No me importó. Si te apasiona serás el mejor en tu campo.

¿En quiénes piensa como sus mejores referentes?

Admiro a muchas personas, ante todo, a las mujeres emprendedoras. Ser emprendedora tiene un extra de dificultad, por ejemplo, cuando contaba que tenía una empresa, me preguntan si vendía almuerzos o productos por catálogo. Hay estereotipos.

Recuerdo la primera vez que compré maquinaria. Me costó mucho reunir el dinero y el vendedor empezó “si mi amor lindo, ¿tiene novio?

Solo una empresa vendía esta maquinaria, así que fui a hablar con el dueño, quien era igual que su vendedor. Me temblaron las rodillas, pero le dije: Estoy aquí para hacer negocios, tengo el dinero para comprar la máquina, volvamos a empezar la reunión o me retiro y usted pierde una cliente. Hay que hacerse valer.

¿Cómo se visualiza a mediano plazo?

Como una empresaria que vende en el mundo. En 10 años es importante innovar la didáctica y ser un agente multiplicador de esta.

Sueño con lanzar el primer congreso de niños emprendedores en Guatemala. De niña me hubiera encantado poder mostrar mis productos.

Perfil

  • Maestría en  Emprendimiento Acton MBA, Universidad Francisco Marroquín (2013-2015). 
  • Licenciatura  en Comunicación Social, Universidad Mesoamericana, especialización en radio y televisión (2001-2007). 
  • CEO y  fundadora de la Editorial Jugando aprendo (2010).
  • Nominación a  gerente joven del año de Asociación de Gerentes de Guatemala (2014).
  • Premio   Cartier Womans Iniciative,  representante latinoamericana (2013).
  • Miembro organizador  del   primer encuentro de estimulación temprana en  Guatemala (2001).
  • Introducción de  los primeros textos con realidad aumentada en pre-primaria (2013).

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