“La porción de carne requerida por el organismo es del tamaño de la palma de la mano y un grosor no mayor que el dedo meñique”, concluye Díaz.
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Similitudes
Marianela Trujillo, del Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá —Incap—, dice que si se compara un pedazo de carne magra con pollo sin piel, los dos tienen un contenido similar de proteínas, calorías y grasas. En cuanto a vitaminas y micronutrientes, la carne de res tiene más zinc, fósforo y hierro, y la de pollo tiene más calcio y vitamina A.
La leche de vaca y sus derivados, y la soya, son ricas en proteínas, y son más económicos.
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¿Por qué sí?
La carne roja concentra la mayor cantidad de hierro, que es fácil de absorber por el organismo.
Es necesaria para el crecimiento sano, la reposición de células y el funcionamiento del organismo.
Contribuye a prevenir la anemia y mejorar la oxigenación.
Mantiene la salud de la piel y del sistema nervioso.
Regula el metabolismo de las proteínas.
Esencial para la formación de la sangre y para el buen funcionamiento del sistema nervioso.
Una porción de carne aporta una tercera parte de las proteínas que necesita la persona a lo largo del día.
Contribuye a la reposición de células.
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¿Por qué no?
Es mejor preferir vegetales porque comer carne roja a diario provoca una digestión lenta en el organismo. Además:
Probabilidad de estreñimiento; y si el corte no es magro aumenta el riesgo de problemas cardiovasculares, porque la grasa de origen animal es altamente saturada.
Quienes mantienen el colesterol alto deben abstenerse de consumir carne hasta que sus niveles vuelvan a la normalidad.
Los adultos mayores dejan de producir enzimas, lo cual hace difícil la digestión de la carne roja. Por eso algunos pueden tener molestias al consumirla.
CONSIDERACIONES
Las carnes rojas y los derivados cárnicos contienen cantidades importantes de purinas. Estas se transforman en ácido úrico. Tener los niveles elevados de ácido úrico en la sangre se conoce como hiperuricemia y esto a mediano o largo plazo causa gota —tipo de artritis que causa inflamación en las articulaciones, tejidos blandos y riñones—.
Las personas con enfermedad renal crónica y diabetes deben controlar el consumo de carne roja.
También existen casos de alergias a las proteínas de la carne.