La producción, que incluye música del maestro Joaquín Orellana e imágenes inéditas de Arce, es el resultado de un proyecto cuya idea original surgió hace más de 10 años.
Vida ilustre
Arce Leal (1935-1985) dejó un legado cultural “de indiscutible trascendencia”, en palabras de la escritora Delia Quiñónez, por su verdadero y profundo amor a Guatemala y su visión múltiple que supo cultivar a través de las distintas disciplinas literarias.
Entre su legado más conocido como periodista figura Diario de un escribiente, recopilación de sus columnas de opinión escritas en la década de 1970 en el desaparecido diario El Gráfico. “Lo mejor de lo mejor”, escribió en una ocasión Margarita Carrera.
En teatro destacan sus obras Delito, condena y ejecución de una gallina, que se enmarca dentro del género grotesco y la cual influyó en el teatro latinoamericano de la época”, indica Díaz Gomar, así como Sebastián sale de compras y Aquiles y Quelonio.
Entre su obra poética se encuentran Piedras amargas, En el nombre del padre, Eternauta, De la posible aurora, Del árbol y su herida y XXVII epigramas eróticos en homenaje a Marcial de Bilbilis.
Quiñónez resalta del trabajo de Arce “el construir una obra literaria sólida y coherente de una persona que fue esencialmente autodidacta”.
En 1979, el escritor partió de Guatemala como exiliado político, resultado de sus textos de denuncia en contra de los regímenes militares de la época.
Su actividad creativa continuó en Francia. La última obra dirigida por él fue Árbenz, el coronel de la primavera.
La ruta del exilio
Díaz Gomar fue asistente de dirección de Manuel José en la obra teatral Delito, condena y ejecución de una gallina, que ha servido para ilustrar el afiche del documental.
El director y actor también fue un exiliado político y esto también lo motivó a desarrollar el proyecto.
En el 2000 surgió la posibilidad de viajar a Toulouse, Francia, para hacer la ruta del exilio de Arce con ayuda de una carta que dejó escrita. En esta, el autor describe los lugares por donde pasó y las personas que conoció. “Empecé a tocar puertas, y todos lo recuerdan con mucho cariño”, relata Díaz Gomar. Tan es así que una sala de teatro en esa ciudad lleva su nombre, donde se efectúan constantes actividades culturales.
Parte de la idea se originó para desmitificar el exilio, pues todavía hay muchas personas fuera del país. “Es un tributo desde un exiliado hablando de otro exiliado”, afirma el director.
Para el rodaje del largometraje se incluyeron fotografías documentales inéditas tomadas en Francia y archivos privados de María Mercedes Arrivillaga, Julia Vela y Beatriz Mazel.
Busca trascender
A criterio de Díaz Gomar, es importante que el trabajo se dé a conocer entre las nuevas generaciones. “Que sepan quién lo escribió y cómo”, expresa.
No obstante, el cineasta señala que todavía no existe un lugar que lleve el nombre de Arce. “Queremos hacer una solicitud al rector de la Universidad de San Carlos, Estuardo Gálvez, para que el Centro Cultural Universitario lo considere”, exhorta.