Diseñado por el maestro Efraín Recinos (1928-2011), el Centro Cultural Miguel Ángel Asturias (CCMAA) abrió sus puertas el 16 de junio de 1978, fecha que se celebra con el desarrollo del 14 Festival de Junio, cuyo programa se extiende a todo este mes con más de 60 actividades.
Construido sobre un terreno de ocho manzanas -93 mil 118.34 metros-, el edificio tiene referencias prehispánicas a la vez que guarda sintonía con el paisaje, al fundirse con los volcanes Agua, Fuego y Acatenango que se esconden en su estructura, la cual evoca la efigie de un jaguar recostado. Los colores de su fachada se hacen uno con el azul del cielo.
Este es un recinto funcional, así lo quería Recinos, pues cada rincón fue concebido para cultivar las artes. “El edificio tiene pintura, escultura, plástica, arquitectura y diseños mayas”, indica Rodolfo Ortega, quien conoce cada espacio del lugar y los pasadizos para llegar a ellos, pues desde hace 34 años guía a los turistas que visitan el teatro. “El maestro creó este edificio pensando en que sirviera a la gente”, agrega.
Vieja al pasado
Marco Vinicio Asturias fue el arquitecto que comenzó la construcción en 1961, en la colina de San José Buena Vista, pero fue Recinos quien la convirtió en uno de los edificios emblemáticos del país. El CCMAA es hoy Patrimonio Cultural de la Nación, según Acuerdo Ministerial 882-2012, del Ministerio de Cultura y Deportes.
Los primeros planos del Teatro Nacional -nombre con el que suele llamarse a este centro cultural- muestran una estructura vertical, y de esta solo se colocaron los cimientos, pues su creador falleció en 1965. La obra se paralizó por seis años.
Recinos ya había construido el anfiteatro al aire libre que se ubica en el terreno, y fue llamado para dar continuidad al proyecto. Lejos del diseño original, ideó un edificio con líneas inclinadas, que sugieren una pirámide maya. Pero las formas del edificio también buscaban resolver el problema del paso de los aviones que despegan del Aeropuerto La Aurora.
“Todos los aviones se elevan por acá, y el viento trae todo el sonido por delante, si el muro lo hubieran dejado vertical como era el diseño original, al ir subiendo el avión, el sonido subiría y toparía, eso sería un problema. Viene el maestro y lo inclina; eso hace que el viento esté haciendo ondulaciones constantemente y que no afecte. Por eso son las formas del edificio, no es un antojo de él”, indica Ortega.
Los trabajos se iniciaron en 1971 y finalizaron siete años después. La construcción alcanzó un costo de Q18 millones 54,979.08. “Cuando le preguntaban al maestro Recinos si este era un edificio ecléctico, decía: ‘No, es un diseño romántico expresivo’”, menciona el guía.
Rincones de arte
El Centro Cultural Miguel Ángel Asturias, nombre que recibió en 1987 según Decreto Gubernativo 35-87, está conformado por varios espacios que se conectan entre sí. La Gran Sala Efraín Recinos es la más visitada y famosa, pero hay otros rincones ideados para difundir el arte y la cultura.
El Teatro de Cámara, Tras Bastidores, Salón Dorado, Las Terrazas, son parte del edificio, al que recién se sumó el Taller Museo Efraín Recinos.
En el exterior, rodeándola la monumental construcción están la Plaza Mayor, Mujeres y Maya. Además del Teatro al Aire Libre y el Instituto Nacional de la Marimba. En el complejo también se hallan la Escuela de Artes Plásticas y el Museo del Ejército.
“Este es el lugar más visible de la cultura”, menciona la directora del Teatro, Roxana Ávila. “Son 40 años de llevando cultura a la población, lo que también representa un reto, porque el paso del tiempo deja huella en el edificio y tenemos que velar por conservar este complejo monumental”, agrega.
Gran Sala Efraín Recinos
Al entrar, la vista topa ante un imponente escenario de 21 x 23 metros con lienzos rojos a sus costados, que combinan con las 2 mil 62 butacas distribuidas entre la Platea, Primer y Segundo Balcón y los Palcos laterales.
Pero hay cinco espacios destinados para invitados preferentes: el palco del director del teatro, el palco preferencial y el palco de prensa. Casi escondido a los ojos de los asistentes, están los palcos para el presidente de la República y su vicepresidente.
Recinos puso especial atención a la acústica del lugar. Los palcos, según Ortega, son difusores de sonido. “Están cubiertos con una capa de papel que posee aluminio, toda la parte del palco es de madera. El techo es una concha de aluminio corrugado. Esto absorbe el sonido, y hace que viaje a 1.9 segundos”, agrega el guía.
En el escenario está el proscenio que desciende por medio de émbolos. Allí caben hasta cien músicos.
Teatro de Cámara Hugo Carrillo
Recinos disfrutaba de la música clásica, por eso diseñó un teatro de cámara. “El espacio estaba destinado para ubicar el sistema de engranaje de movimientos de escena mayor, pero ya no había dinero. Está este gran agujero, así que el maestro viene e improvisa haciendo el diseño de un pequeño teatro, una copia de la sala principal”, relata Ortega.
Tiene capacidad para 200 personas en el primer nivel y 105 en el segundo piso. El escenario y sus paredes son de madera de guapinol, guayacán y cenícero para mejorar la acústica. El cortinaje tiene 5 metros de alto.
Salón el Dorado
Este es un anexo a los camerinos, su nombre se debe a que tanto el piso como el techo estaban forrados con alfombra color dorado. En la pared aún se conserva un mural creado por Recinos.
Se concibió para que después de cada presentación los artistas subieran a esta área para dar conferencias de prensa, pero hoy es un salón de recepciones.
Tiene capacidad para 80 personas, lo cual se logra al mover una pared corrediza que pasa inadvertida al ojo de los visitantes.
Tras Batidores
Originalmente era un área de servicio de bar. Ahora funciona como La Sala de Cine, que busca acoger a los cinéfilos en busca de otro concepto de cine: películas de autor. Se acondicionó para recibir a 50 personas en cada función. El ambiente es relajado, con iluminación tenue y cómodos asientos. Tiene una pantalla de 2.20 metros de alto por 3.60 de ancho. Hay una barra de bebidas y comida.
Salón Terrazas
Esta es un área abierta que tiene comunicación con el Primer balcón, donde las asistentes al teatro podían tomar una copa o conversar durante los intermedios o después de cada función. Contaba con un espacio de la cocina y cafetería.
En la misma línea también figura el Salón Blanco y Negro. Actualmente ambos están deshabilitados.
Taller Museo Efraín Recinos
Quienes conocieron al maestro Efraín Recinos, aún pueden verlo trabajando en este lugar. Este es el taller donde pasaba largas jornadas. Allí laboró él de 1996 hasta el 30 de septiembre de 2011; dos días después murió, el 2 de octubre. El año pasado se abrió al público como un museo. Las paredes naranjas que lo ocultaban de la vista pública se sustituyeron por vidrio. El visitante puede observar varias mesas donde se exhiben sus bocetos, sus obras de arte, latas de pintura, pinceles, lápices de colores, su caos creativo, hasta los chalecos y los zapatos que usaba.
Teatro al Aire Libre
Se ubica en los alrededores del Teatro Nacional, fue la primera obra que Efraín Recinos diseñó dentro del centro cultural.
El escenario tiene capacidad para 55 actores, que son observados por 2 mil 300 espectadores sentados en bancas de cemento ubicados en media luna. A sus alrededores se ubican varias torres con iluminación que permiten realizar espectáculos nocturnos.
Este espacio lleva el nombre Otto René Castillo.
Instituto Nacional de la Marimba
El edificio fue ideado por Recinos para reinvindicar al instrumento nacional. Su diseño es el de una marimba estilizada y guarda armonía con el resto del complejo. Su construcción comenzó en 2005, y dos años después quedó paralizada. En el 2017 se retomó. Tendrá tres plantas: en la primera estará el Museo Etnográfico de la Marimba, en la segunda un auditorio y salones de ensayo, y en la planta alta un teatro al aire libre.