El cortejo salió del mencionado templo que fue el primer asiento de la Catedral en la Nueva Guatemala de la Asunción, al trasladarse la capital de Santiago de los Caballeros de Guatemala, al Valle de la Asunción o de las Vacas, en 1776.
Acompañaron el cortejo procesional unos 200 estudiantes del Seminario Mayor Nacional de la Asunción, más de 250 sacerdotes de diferentes parroquias de la capital y otras diócesis, y alumnos de centros educativos, entre ellos de los colegios San Pablo y San José de los Infantes, cuyo estudiantes también integraron la banda de música que interpretó melodías festivas en el trayecto de la procesión.
El desfile caminó por la octava calle de la zona 1, para cruzar al norte por la novena avenida, cruzar nuevamente en la sexta calle para enfilar la 7ª. avenida al sur e ingresar a Catedral Metropolitana, que se encontraba completamente llena de fieles e invitados de honor, entre ellos, funcionarios públicos, empresarios, educadores, diplomáticos, educadores universitarios, integrantes de congregaciones religiosas, miembros de otras denominaciones religiosas, de la Odha, de Caritas Arquidiocesanos, y otras entidades de servicio social católica.
En el altar catedralicio
Durane la ceremonia religiosa fue colocad en lugar preponderante la imagen de la Virgen del Socorro, la más antigua de nuestro país que fue traída por los conquistadores españoles. “Después de casi 33 años de construcción, monseñor Ramón Casaus y Torres celebró solemnemente la apertura de este templo el 15 y 16 de marzo de 1815” dijo el arzobispo Vian, y agregó que “auque el templo no estaba completamante terminado, se bendijo deliberadamente para que se pudiera celebrar en su interior la Semana Santa de aquel año”.
“La catedral es un icono o signo de identidad de nuestra ciudad. Su centralidad no es casual y nos invita a vivir los valores del evangelio en la construcción de la justicia y la paz, la lucha contra la violencia, la defensa de la vida en todas sus formas, la promoción de la dignidad humana y del bien común en la comunidad de nuestra Guatemala, en el diálogo, la solidaridad y el servicio a todos, especialmene los más pobres y necesitados”, expresó el arzobispo.
La ceremonia se prolongó casi dos horas y fue amenizado por el coro y orquesta Armonía Sacra, dirigido por el maestro Luis Adolfo Pirir Ávila, autor de las composiciones que se interpretaron las cuales integran la obra Misa de Indulgencia, que se estrenó un día antes en la consagración de la imagen de Jesús Nazareno del Beaterio de Belén, que se celebró en Catedral.