Pocas veces el arte está al alcance de los guatemaltecos que regularmente no asisten a estas actividades por el precio de los boletos, los horarios o sencillamente porque no se enteran de la oferta artística.
Concierto -Instrumento nacional-
La Marimba de Bellas Artes tocó melodías de Schubert, Bach y otros compositores, en su presentación en el Conservatorio Nacional de Música.
Concierto de gala
El martes recién pasado en la noche, en el salón de Recepciones del Palacio Nacional de la Cultura, el Cuarteto Contemporáneo presentó el proyecto Miguel Ángel, en conmemoración del 40 aniversario del fallecimiento del Premio Nobel guatemalteco Miguel Ángel Asturias. Este grupo musical brinda, desde hace 10 años, un concierto dentro del Festival del Centro Histórico.
“Lo esperamos; ya es una tradición”, dijeron algunos de los asistentes. Antes del concierto, Paulo Alvarado, violonchelista del mencionado grupo, dijo: “Esta vez presentamos solo obras guatemaltecas de música contemporánea compuestas en los últimos 70 años”.
Del maestro Enrique Solares (1910-1995), diplomático, destacado pianista y compositor, amigo y colaborador de Asturias en Europa, el cuarteto interpretó: Estudios en forma de Marcha y Preludio en Re, In Extremis, Serenas esas frentes y Salve, Baco. Estas tres últimas con la participación del barítono Daniel Ovalle.
“Algunas de estas obras las tocamos en estreno nacional, pero han sonado antes en otros países, no aquí en Guatemala, ¿un poco irónico verdad?, cuestionó el músico.
Jazz -4xQuatro-
La banda musical deleitó al público con temas de su autoría como Afternoon in Poptún, Lorenzo y El Sueño de miranda.
Innovación acústica
Las obras de Paulo Alvarado, inspiradas en los poemas de Asturias, Letanía del Desterrado y Andaraíz, causaron inquietud entre el auditorio, por su estructura musical y, en determinado momento, por oírse a lo lejos el sonido de una flauta tocada por Gabriela Corleto, que nunca llegó al escenario.
Los asistentes se preguntaban si era una grabación y miraban hacia todas direcciones, para tratar de explicarse de dónde provenía el sonido que envolvió el recinto.
Finalmente se escuchó Week-end en Guatemala, la primera obra escrita por Ranferí Aguilar para una grupo de cámara, y Émulo Lipolidón, obra de Joaquín Orellana, “pieza muy simpática que juega con las onomatopeyas y juegos fonéticos de Asturias”, dijo Alvarado.
Dos de los principales propósitos de este festival fueron despertar el interés de la población para que valore y proteja el patrimonio tangible e intangible de esta área de la capital, con 200 años de existencia, y promover espacios para la participación artística, académica, cultural y recreativas de diferentes grupos de la sociedad guatemalteca.
“El Festival del Centro Histórico se reconoce como el evento cultural más importante de la capital. Se considera un escenario de expresión cultural abierto a todos los sectores y como un punto de encuentro y comunicación para los vecinos de la zona 1”, expresó Ricardo Rodríguez, director del Centro Histórico, como un esfuerzo de buena voluntad.
Mientras tanto, para el ciudadano común, escuchar o ver alguna expresión artística cuando “sextea” o sale de visitar la Catedral Metropolitana es inusual, pero agradable, “aunque no entiendo muy bien qué dicen o de qué se trata”, expresó José López, de 60 años, cuando se acercó, por curiosidad, a oír al escritor Édgar García cuando leía fragmentos de su obra Ciudades Ahumadas, en el Pasaje Rubio, del Portal del Comercio.
Pintura -Colectivo Casarejos-
Integrado por vecinos de barrios históricos del centro de la zona 1 de la capital exhibieron su arte lleno de color, en el parque San Sebastián.
Cuerdas -Arpas en armonía-
En la Sexta Avenida se pressentó este grupo de jóvenes artistas de cuyas manos nació el dulce sonido de estos instrumentos.
Recital -Niños músicos-
Extractos de obras musicales clásicas interpretaron en la Concha Acústica estudiantes de la Orquesta Suzuki, zona 1, de la Escuela Municipal de Música.
Arte al alcance de todos
El Festival es un punto de encuentro con el arte, la historia y el patrimonio nacional
El Festival del Centro Histórico surgió en 1998.
Fue una propuesta del antropólogo Hugo Fidel Sacor, entonces presidente de la Casa de la Cultura del Centro Histórico, y otros directivos.
La primera convocatoria para participar se dirigió a centros culturales y educativos, asociaciones y grupos artísticos con sede en la zona 1 de la capital.
Al principio se acordó celebrarlo en agosto, mes de la declaratoria y puesta en vigencia del reglamento de conservación del Centro Histórico.
Tasso Hadjidodou, recordado promotor cultural, fue el presidente del primer comité organizador del Festival.
Los primeros ocho festivales se promocionaron con el lema “Para que nuestro pasado tenga futuro”.
El lema de la 17 edición del festival es: “Sonríe, estás en el centro”.