“Los tratamientos ignífugos tienen el objetivo de identificar y prevenir los riesgos de un siniestro en casa”, explica la Subgerencia del Departamento de Medicina Preventiva del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS).
La generación de gases tóxicos es la principal causa de muerte en estos casos, además de que la alta temperatura puede producir quemaduras, así como dificultar la visibilidad y, por lo tanto, la evacuación.
Generalmente los incendios se originan mientras la familia duerme, y cuando se detectan ya tiene grandes proporciones. “La mayoría de estas tragedias se deriva de explosiones por fugas de gas, velas encendidas o cortocircuitos”, explica Mario Cruz, vocero de los Bomberos Voluntarios. Si son casas de construcción frágil, los niños pequeños son los más afectados, ya que son dejados solos por los padres, con veladoras encendidas.
Cecilio Chacaj, vocero de los Bomberos Departamentales, recomienda tener en casa, en un lugar visible y disponible, un extintor. De no ser posible, mantener cubetas con arena seca, la cual “ahoga” el oxígeno y apaga las llamas.
Los Bomberos Voluntarios atienden unos 10 conatos de incendios residenciales al día en todo el país; muchos de los heridos son atendidos por quemaduras leves o de primer grado.