Las máculas son manchas rojas vasculares llamadas también “besos de ángel”. Son las más comunes y aparecen en la frente, en los párpados, en el cuello, en el labio superior o en la nariz del bebé. Suelen desaparecer antes de los 2 años.
Las manchas de color café con leche son frecuentes en los recién nacidos, y no hay de qué preocuparse si es una o dos. En cambio, se sugiere prestar atención si se encuentran diseminadas por todo el cuerpo y se hacen más grandes.
Las manchas de color vino son también marcas vasculares que surgen al nacer y que pueden estar repartidas por todo el cuerpo. No suelen desaparecer por sí solas, sino que tienden a oscurecerse y a aumentar de tamaño a medida que el pequeño crece. Por lo tanto, estas manchas necesitan tratamiento.
Las manchas mongólicas son de color azul o grisáceo que aparecen en las nalgas o en la espalda, especialmente si el bebé tiene piel más oscura. Por lo general, se desvanecen a los 3 o 4 años.
En ningún caso conviene tratarlas por iniciativa propia ni aplicar cremas o remedios sin supervisión médica.