Marco de Vincenzo apostó por los mostaza, los rosas pastel y los negros para una colección compuesta de vestidos encima de la rodilla, ajustados y sin mangas, y también de otros más ligeros, con tejidos vaporosos.
Las rayas y los cuadros fueron fundamentales en sus prendas, como también las plumas en vestidos,abrigos o conjuntos de camisa y falda.
Como complementos, el diseñador italiano eligió los gorros estrechos en negro, rosas y azules eléctricos.
Finalmente, en los pies, Marco de Vincenzo optó por el calzado cerrado, botines de cuero negros y con tacón.
Por su parte, Missoni vistió a sus modelos con tejidos vaporosos, que se dejaron ver tanto en camisas amplias como en vestidos XXL y largos hasta los pies.
Las rayas y las flores salpicaron las camisas de manga larga, los vestidos, los abrigos y también los pañuelos atados en la cabeza.
Como colores, la casa de moda italiana optó por los terracotas, beige, mostaza y verdes-azulados.
Los pañuelos anudados en la cabeza fueron los únicos complementos que utilizó Missoni para la ocasión, mientras que como calzado prefirió las sandalias y zapato cerrado, siempre sin tacón.
Vestidos sin mangas, pantalones a la cintura, camisetas de inspiración beisbolera y sudaderas fueron las piedras angulares de la colección de Iceberg.
Los rosas, verde camuflaje, negros y azules pastel fueron los colores más destacados en su pasarela, y vistieron tanto camisas con bolsillos de colores, como vestidos de rayas finas y verticales, o trajes de chaqueta y pantalón.
Como complementos, Iceberg apostó por los bolsos grandes de asas cortas, los cinturones con hebilla metalizada y las gafas con cristales oscuros.
Finalmente, las sandalias con plataforma en tonos rosas, beige y negros fueron las elegidas para calzar los pies de sus modelos.
Donatella Versace prefirió el binomio negro y blanco para vestir su colección que combinó, sin perder nunca esos dos tonos, las prendas con toques de color rosa, verde o rojo.
Conjuntos de chaquetas abiertas, con “tops” que muestran el obligo y “shorts” o minifaldas compusieron su colección, junto con los vestidos de cuello “halter” y de solo un hombro, y las camisas con solo una manga.
La purpurina y las costuras marcadas vistieron la mayoría de sus prendas, así como los estampados de rayas y círculos mezclados en una sola pieza.
Como complemento, Versace prefirió esta vez los bolsos de mano de asas cortas y los collares pegados al cuello.
El broche final lo pusieron las sandalias de charol que se alternaron con las botas altas, ambas con tacones translúcidos.