Sobre si cree que la pasarela representa el momento en el que vivimos, el diseñador advierte: “por desgracia, sí” , y considera que, a pesar de su distanciamiento del mundo de la moda actual, esta es uno de las sectores fundamentales de la cultura.
“Si cierras los ojos, a través de la moda puedes ver pasar el tiempo. Sin moda, ¿quién eres cuando estás desnudo?”, se pregunta el creador, que conserva vitalidad a los 92 años de edad y ensalza el estilo como un componente intrínseco de la identidad del individuo.
“Quizás seas negro, blanco o chino, pero ¿de qué nacionalidad eres cuando estás desnudo? Es la ropa la que crea la nacionalidad”, argumenta Cardin que fue uno de los responsables en llevar la modernidad a la pasarela con diseños de líneas psicodélicas y coloridas y cuya primera línea de pret-a-porter hizo correr ríos de tinta.
El atrevimiento de llevar el diseño al gran público le valió la expulsión de gremio de la alta costura francesa a pesar de que después fue readmitido, pero siempre ha hecho lo que ha querido dentro y fuera de la pasarela.
Cardin es uno de los grandes mitos de la alta costura, pero sus experiencias engloban desde los restaurantes -es propietario de la cadena Maxims– o los hoteles hasta la producción teatral.
“No tengo complejos”, sentencia el creador, alguien que domina como pocos el arte de los medios de comunicación y que, antes de comenzar esta entrevista, inquiere: “¿Dé cuánto tiempo quieres las respuestas?” .
Nacido en Pietro Cardini, en San Biagio Di Callalta, en la región italiana de Véneto, en 1922, el modisto reconoce que por el teatro siente “nostalgia” , desde que era joven; de hecho, se metió en la moda como una “manera de ganar dinero” para poder así “pagar” sus cursos de teatro, ya que, cuando desembarcó en París, era solo “un refugiado de la guerra” , rememora.
“Al principio quería ser actor y bailarín, pero también quería poder qué hacer con mi vida profesional” , detalla el diseñador.
Comenzó en el negocio con Jeanne Paquín y Elsa Schiaparelli, dos de las casas más relevantes de la época, y luego llegaría su trabajo con Christian Dior (1945) , pero en 1950 decidió que ya estaba preparado para abrir su propia firma de moda.
“Al conocer a tantos autores y escritores tuve la voluntad de existir por mí mismo” , argumenta el diseñador.
La aventura no le ha salido nada mal. El emporio Pierre Cardin, que puso a la venta hace un par de años por la cifra de un billón de euros, aún sin comprador, aglutina cientos de licencias con su nombre, una línea de ropa en París, propiedades inmobiliarias, así como restaurantes, hoteles y el Espacio Pierre Cardin.
Este Espacio, escenario y centro artístico, se halla en el antiguo Thétre des Ambassadeurs, lo compró hace cuatro décadas con el objetivo de difundir el trabajo de los talentos jóvenes del arte y del espectáculo. Por él han pasado estrellas como Marlene Dietrich, Jeanne Moreau, la española María Casares, Jean Cocteau, Juliette Greco o Dionne Warwick.
De la Dietrich le queda el recuerdo de “un ser muy particular” y, aunque “no era fácil trabajar con ella” , cree que ella sentía adoración por él, relata Cardin, que cree que conocer a estos artistas de “tan joven” le valió para vivir la vida “con mucha soltura”.