Las personas más afectadas son hombres mayores de 55 años o que han estado expuestos a factores tóxicos como plomo, aluminio o pesticidias. Asimismo, influyen factores como deficiencias nutricionales en la dieta, tabaquismo, sedentarismo, hipertensión arterial o diabetes. La ventaja es que estos riesgos son modificables en un 80 por ciento, añadió Avendaño.
Importante
La etapa preclínica de la afección, que dura de cinco a ocho años, pasa desapercibida, ya que es asintomática, por lo que no se consulta al especialista hasta que comienzan los movimientos involuntarios e incontrolables de las extremidades, que se conocen como “temblores”.
Entre los síntomas previos, cuando la dolencia se ha establecido, están los sensoriales como la hiposmia —pérdida del olfato—; trastornos autonómicos, como estreñimiento o incontinencia urinaria; hipotensión ortoestática —producida por un cambio súbito de la presión arterial; por ejemplo, al ponerse de pie después de haber estado acostado—, así como los neurosiquiátricos: depresión, desorientación, alucinaciones, delirio o agitación.
Además del tratamiento médico que ayuda al paciente a controlar los síntomas, y de la terapia de rehabilitación física, mental y ocupacional, Avendaño enfatizó en la importancia de la interacción social del adulto mayor. Eso significa que debe sentirse cómodo y ser parte de su ambiente familiar, para contribuir a estimular su área cognitiva y así evitar que la dolencia avance de forma agresiva. También es necesario readecuar la residencia, según sus necesidades.
En el Día Mundial del Párkinson, Avendaño recordó que los casos de este trastorno se incrementan cada vez más, debido a que no se diagnostica a tiempo. “Lo importante es que los familiares del adulto mayor le presten más atención a cada cambio que se produzca durante el envejecimiento y no verlo como algo normal. La medicina preventiva es la mejor herramienta para evitar la mayoría de complicaciones”, afirmó.
DIAGNÓSTICO
Para diagnosticar el párkinson, el médico se basa en la consulta e historial clínico, así como en los síntomas del paciente y los signos de alerta y sospecha observados por los familiares. Los análisis como tomografía o resonancia magnética no son capaces de detectar los niveles de dopamina, hasta en la etapa cuando se ha manifestado la
enfermedad.
OTROS
A edades tempranas, a partir de los 35 años, se originan otros trastornos en la forma y velocidad del movimiento como el parkinsonismo secundario, parálisis suprarrenal progresiva o atrofia multisistémica. No todos los “temblores” están relacionados al párkinson idiopático, ya que esta enfermedad neurodegenerativa solo suele aparecer a partir de los 55 años.
FÁRMACOS
El objetivo del tratamiento es mantener la funcionalidad del paciente en etapas avanzadas y conservar su autonomía e independencia hasta el final de la vida. El levodopa ayuda a controlar los síntomas, pero tiene efectos secundarios. También existen medicamentos como la amantadina, que no tiene reacciones adversas como la levodopa.
ESTILO DE VIDA
Además del tratamiento médico, se recomienda adoptar una dieta rica en proteínas, practicar actividad física que ayude a mejorar la amplitud articular y masa muscular, y estimular conexiones de neurotransmisores, a través de gimnasia mental con aprendizaje de otro idioma, de pintura o música. Además, la terapia ocupacional ayuda a la estimulación cognitiva.
SINTOMAS
El párkinson se manifiesta en la etapa inicial con cuatro síntomas motores principales: temblor específico, unilateral y distal, que empieza en las manos y el cual puede afectar otra extremidad. Rigidez en las articulaciones, que causa una resistencia a nivel de músculo al hacer movimientos, acinesia —lentitud de movimientos— y trastornos posturales, la cual se caracteriza por cambios en el centro de gravedad del cuerpo, por lo que la persona tiene una marcha festinante —apresurada— y pareciera que se va a caer.