Los problemas emocionales más comunes en los niños son ansiedad, depresión, alteraciones para comer, para aprender y para comportarse. Las razones de estas conductas son variables. Muchas situaciones pueden no ser agradables para los niños, como las discusiones constantes de sus padres, el autoritarismo de sus mayores, problemas en el colegio, separación de sus padres, violencia, abuso, abandono, etcétera, explica la psicóloga Ana Fajardo, de Madres y Padres con Hijos con Necesidades Especiales (Mapaes).
Sin embargo, no solo factores externos pueden influir, ya que también el legado genético puede causar que existan niños propensos a ser más inestables emocionalmente que otros.
Lo importante es poder detectarlo a tiempo. Los padres o familiares, los maestros o las personas que los cuidan, deben estar atentos para observar cualquier cambio de comportamiento en los niños, como mentir, estar más triste o callado, no tener ganas de hacer actividades que antes hacían, o volverse agresivos.
Los padres, al observar estos cambios, deben acudir a un especialista, pues estos comportamientos no disminuirán con el transcurso del tiempo; por el contrario, pueden empeorar durante la adolescencia y vida adulta, asegura Fajardo.