El escenario de la sala Efraín Recinos, del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias, lució esplendoroso con el trabajo coordinado y perfecto del grupo técnico de iluminación, sonido y trabajo tras bastidores, que llenaron cualquier exigencia.

Los asistentes aplaudieron repetidamente a los artistas rusos, quienes brindaron una actuación de alto nivel, que llenó la expectativa, pues los organizadores anunciaron “una producción con paisaje de lujo, trajes magníficos y un cuerpo de baile excepcional”, lo cual se cumplió.

Puntual

A las 20 horas en punto, el telón rojo del escenario se deslizó para empezar el espectáculo, que terminó a las 22.20 horas.

La expectación del momento solo se vio opacada por el ingreso de personas que, quizá al creer que por pagar una entrada pueden hacer lo que deseen, ignoraron el oportuno aviso de tercera llamada, se quedaron conversando en el vestíbulo y se dirigieron a la platea cuando ya todo estaba oscuras y con las consecuentes molestias para quienes con antelación se acomodaron en sus asientos. Lo mismo ocurrió después del intermedio. Una especie de incultura de cierta gente “culta”.

Opinión de experto

Luis Fernando Juárez, director del Ballet Moderno y Folclórico de Guatemala, asistió al espectáculo, y opinó: “Me gustó la producción, pero no me impactó. El personaje Sigfrido mostró poca proyección en el escenario; tal vez por su juventud, aún no tiene la madurez interpretativa que requiere este tipo de obra. Él no transmitió ese garbo o arrogancia propia de un príncipe. Por el contrario, el bufón tuvo mucha presencia en el escenario. Actuó con mucha gracia y encanto, seguro de sí mismo, con una ejecución limpia y clara. Igualmente, las bailarinas cisnes blanco y negro demostraron limpieza de técnica en su giros, con pasos muy claros y movimiento de brazos y piernas muy elegantes”.

Diferente reacción

La sala Efraín Recinos llenó su aforo en las dos presentaciones de los balletistas rusos, lo cual contrasta con la concurrencia a las presentaciones del Ballet Nacional de Guatemala cuando ha montado esta obra, la última, hace dos años.

“La gente se deja impresionar por lo que viene del extranjero”, dice Juárez. “El espectáculo es de mucha calidad, eso es indiscutible, y en este caso llamó la atención del público la relación de los artistas con el ballet Bolshói de Rusia, de fama mundial”, aseguró. Pero también influye la difusión, la publicidad y lo que se pueda invertir en la producción de un espectáculo de esta naturaleza, y los grupos guatemaltecos no cuentan con estas facilidades”, se lamentó.

Los eternos ausentes son los bailarines y estudiantes de ballet, pues muchos de ellos no cuentan con el dinero suficiente para pagar su entrada a un espectáculo de esta naturaleza.

Para Juárez, observar la obra fue la ocasión para comparar y confirmar que en Guatemala hay bailarines de la misma calidad artística que losvisitantes, jóvenes que son promesas del arte nacional.

Historia -El poder del amor-

El lago de los cisnes  narra la historia de amor entre Odette y Sigfrido.

La obra se divide en dos actos y cuatro escenas. La joven princesa Odette se convierte en cisne por el día y vuelve a su aspecto humano por la noche, como consecuencia de un hechizo del malvado mago Von Rothbart, quien desea que el príncipe se case con su hija Odile.

Durante el baile de celebración de su cumpleaños 21, el príncipe, engañado por el mago, declara su amor a Odile.

Al darse cuenta de su error, Sigfrido implora perdón a su amor verdadero, y para estar juntos deciden morir lanzándose al lago.

Este sacrificio de amor rompe el hechizo de Rothbart.  Al amanecer se ven aparecer sobre el lago los espíritus de Odette y Sigfrido, que se elevan al cielo para estar eternamente unidos.

Detalles de la obra
Historia de amor envuelta en fantasía y música. Inspirado en el cuento de hadas El velo robado, del escritor Johann Karl August Musäus (1735-87), uno de los primeros antólogos de cuentos populares alemanes.

La música es obra del compositor ruso Piotr Ilich Tchaikovski (1840-93), registrada como su Opus 20.

Se presentó por primera vez el 4 de marzo de 1877, en el Teatro Bolshói, Moscú.

Personajes principales: Odette, príncipe Sigfrido, la Reina madre, el mago Rothbart y Odile.

Es una de las obras de la danza clásica más conocidas a escala mundial y un ícono de la calidad de los artistas de Rusia.