Salud y Familia

Balance de vida y trabajo, ¿utopía o posibilidad?

Estamos transitando una nueva configuración del trabajo, por la creciente complejidad y velocidad del mercado, y por los nuevos escenarios.

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Balance de vida y trabajo, ¿utopía o posibilidad?

Estamos expuestos a un desequilibrio permanente, al que no podemos responder con esquemas de organización aplicables a realidades que ya no existen. Foto Prensa Libre: StockSnap en Pixabay

Si bien contamos con herramientas tecnológicas cada vez más sofisticadas que resuelven tareas rutinarias, ha aumentado el imperativo de realizar tareas más complejas que requieren, además de mayor atención y competencias, una gran dosis de energía mental.

Conjuntamente, el ecosistema donde se efectúa el trabajo se ha transformado: espacios deslocalizados (teletrabajo), tiempos flexibles y comunicación multicanal, entre las principales nuevas variables. Esto, que sin duda es un gran beneficio, trae aparejado una trampa de la cual, las más de las veces, no tenemos conciencia: desaparecen los límites materiales y estamos más expuestos a estímulos concomitantes.

Esta combinación nos reclama gestionar de otro modo nuestra relación con el trabajo y nuestro bienestar personal, condiciones necesarias no solo de la productividad y la eficiencia, sino de la salud mental.

Estamos  expuestos a un desequilibrio permanente, al que no podemos responder con esquemas de organización aplicables a realidades que ya no existen.  Es fundamental tomar conciencia de la responsabilidad individual de encontrar lo que más contribuya, no ya a un equilibrio, sino a una integración saludable de estos escenarios caóticos con nuestros proyectos y espacios personales.

El primer cambio de perspectiva es tomar conciencia de que el trabajo es parte de la vida, y que, mientras más garanticemos nuestro bienestar en este espacio, más bienestar tendremos en el ámbito denominado “personal.”  Si bien son espacios diferentes, ocurren en la misma subjetividad, en el mismo mundo interno.

A modo de las principales buenas prácticas:

  • El trabajo tiene que estar alineado con el propósito de vida personal: debe ser un espacio genuino de realización, no una obligación a cumplir.
  • Quienes comparten la vida personal, tienen que estar involucrados y conocer las exigencias de nuestro trabajo, para llegar a establecer negociaciones no culposas, sino mutuamente beneficiosas.

Desarrollar hábitos como:

  • Mindfullness: mente y cuerpo en el mismo espacio y tiempo.
  • Compromiso personal con el bienestar y manejo asertivo de los  límites.
  • Desarrollar espacios personales de recuperación:  aquellos  relacionados con el  placer en sí mismo, sin otro objetivo que el disfrute.
  • Disminuir nuestra zona de preocupación y concentrarnos en nuestra zona de influencia: no malgastar energía de nuestro pensamiento en aquellas cosas que están fuera de nuestro alcance resolver, para concentrarnos en las que podemos intervenir.
  • Desmitificar la multitarea y valorar el enfoque, como clave no solo de efectividad, sino de uso inteligente de la energía.
  • Pedir ayuda y aceptar nuestros límites: no somos autosuficientes a la par que somos esencialmente imperfectos.
  • Disfrutar lo que elegimos hacer.

Esta última, considero la clave fundamental: cuando nuestra vida se estructura con base en lo que elegimos y no en lo que simplemente aceptamos, el fondo vital es más propicio para el bienestar.

Graciela Bocchi forma parte del Faculty de ADEN International Business School. Tiene MBA, Lic en Psicología y Ciencias de la Educación. Coaching ejecutivo. Especialista en Gestión Estratégica de RRHH.

Conveniencia

Graciela Bocchi forma parte del Faculty de ADEN International Business School. Tiene MBA, Lic en Psicología y Ciencias de la Educación. Coaching ejecutivo. Especialista en Gestión Estratégica de RRHH.

Cada persona tiene que encontrar, a través del autoconocimiento, el patrón que le resulte conveniente.

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