La miel es considerada uno de los regalos que nos dan las abejas, ya que la fabrican con el néctar de las plantas con flores. Además de que funciona como endulzante, se considera un alimento nutritivo, saludable y natural.

Este alimento se produce en los cinco continentes. Existen aproximadamente 320 tipos diferentes miel, los cuales varían en color, sabor y aroma.  

“La miel puede ser monofloreal, si predomina un porcentaje predeterminado de néctar y polen de una planta concreta, o plurifloreal, si contiene una mezcla no concreta de distintos néctares y pólenes”, explica la la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

La variedad de la miel dependerá de las flores y del tipo de colmena, pero la mayoría de los tipos ofrece más de 60 sustancias que son de beneficio al organismo. Por ejemplo, azúcares, ácidos orgánicos, vitaminas, ácido fólico, fósforo, calcio, magnesio, silicio, hierro, manganeso, yodo, zinc, aminoácidos esenciales, flavonoides y enzimas, entre otros.

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Las propiedades benéficas de la miel van más allá del uso dulcificante, ya que es rico en sales minerales, enzimas, vitaminas y proteínas que le donan propiedades nutritivas y organolépticas únicas.

“Lo curioso de la miel: tiene cualidades curativas que las respalda la ciencia y otras la práctica de nuestros ancestros, por lo que los estudios a este alimento continúan y cada vez se demuestra sus propiedades curativas, como prevenir enfermedades cardiacas y ayudar a la piel ante una quemadura”, dice Álvaro Hernández, naturópata.

Se dice que Hipócrates, considerado el padre de la medicina, lo usaba para sanar enfermedades de la piel. También la usaban los egipcios para curar heridas y quemaduras, así como era uno de los alimentos que se ponían al lado del difunto, porque se creía que era lo que se llevaban al otro mundo.

¿Para qué sirve la miel?

Debido a las sustancias que contiene la miel ha sido explorada para conocer sus propiedades medicinales. Estos son algunos de los usos y beneficios más comunes de la miel:

• Regula la presión arterial: debido a los antioxidantes que contiene la miel, como flavonoides, fenoles, enzimas y ácidos orgánicos similares, se dice que su consumo constante podría reducir el riesgo de sufrir alguna enfermedad cardiovascular, por ejemplo, arritmias, hipertensión o accidente cerebrovascular, entre otros.
• Regula el colesterol malo: su nombre correcto es el colesterol LDL. La miel hace que aumente el colesterol HDL, considerado bueno, lo que previene ataques cardiacos y embolias.
• Regula los triglicéridos: estudios científicos han demostrado que la miel reduce los niveles de triglicéridos, a comparación del azúcar, que los aumenta.
• Ayuda ante picaduras y heridas: los antepasados usaban la miel para tratar heridas, picaduras y quemaduras, por sus minerales y antioxidantes. Estos hacen que la piel se regenere, por lo que es útil ante lesiones parciales de la piel. También es útil en la terapia contra la úlcera de pie diabético.
• Regula enfermedades gastrointestinales: por las enzimas que la conforman y por los antioxidantes flavonoides, fitoquímicos y minerales, la miel es de beneficio para la digestión. Por sus propiedades bacterianas evita la aparición de microorganismo que dañen el sistema digestivo.   
• Protege contra la gastritis: los nutrientes que tiene la miel también protegen de la irritación e inflamación del revestimiento de la pared del estómago.
• Previene enfermedades neurológicas: la miel podría tener beneficios antidepresivos, anticonvulsivos y contra la ansiedad.

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Es importante enfatizar que se debe evitar darle miel, ni siquiera una pequeñísima cantidad, a bebés menores de 1 año. La miel puede provocar una afección gastrointestinal poco frecuente pero grave (botulismo infantil) causada por una exposición a las esporas de la bacteria Clostridium botulinum, indica Clínica Mayo. Además, algunas personas son sensibles o alérgicas a componentes específicos de la miel, específicamente al polen de las abejas.

Para qué sirve el jengibre con limón y miel

Algunos estudios científicos han detallado que la miel, cuando se combina con cítricos, como el limón pueden actuar como inhibidores de la tos. Por ello, se recomienda ante casos de afecciones en las vías respiratorias o cuando se tiene una tos persistente, indica Juan Carlos Solís, naturópata.

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De acuerdo con el especialista, esta combinación descongestiona las vías respiratorias y refuerza el sistema inmunológico. El limón actúa como un depurador de toxinas, la miel elimina los virus y las bacterias y el jengibre es un expectorante.