El reto para muchas personas es balancear su trabajo con el acompañamiento que deben dar a las actividades académicas de sus hijos y su bienestar en general; además queda la duda de si la situación actual tendrá repercusiones negativas en la formación educativa de los menores.
La situación es abrumadora y aunque se requiere de mucho trabajo y disciplina, expertos opinan que el aislamiento podría reforzar los lazos afectivos en la familia y mejorará la productividad de padres e hijos si se maneja adecuadamente.
Vicky Nitsh es madre de dos niños, uno de 9 y otro de 5 años; además, trabaja como maestra de preprimaria y es coordinadora de ese mismo ciclo, por lo que desde que se cerraron los establecimientos educativos, ella y su esposo han tenido que adaptarse a la situación y generar estrategias para que sus pequeños reciban una formación integral.
“Con la llegada de esta nueva situación me tocó modificar mi rutina y la de mis hijos para compaginar sus actividades con mi trabajo, el cual ahora hago de manera virtual. He tenido que establecer un horario diferente para cada uno de mis hijos y uno para mí, de esa forma he logrado completar todas mis labores”, afirma Nitsh.
La educadora cuenta que por las mañanas imparte clases a sus alumnos de preprimaria por medio de una videoconferencia, pero antes de comenzarla ya ha ubicado a su hijo mayor en otra habitación para que se conecte a recibir sus lecciones del colegio.
“Le enseñé a mi hijo a acceder a su clase virtual y él permanece conectado en el horario establecido por el colegio, mientras tanto mi madre me apoya a cuidar a mi hijo menor quien debe esperar a que yo termine de dar clases, a medio día, y luego trabajo con él, que también recibe sus lecciones de manera virtual, pero por ser más pequeño necesita de mi acompañamiento”, explica Nitsh.
Luego de finalizadas las clases y el almuerzo, los pequeños tienen una hora de descanso antes de comenzar a hacer las tareas. Nitsh le brinda un acompañamiento total a su hijo menor en ese momento del día, mientras que al otro, por ser más independiente, únicamente le da supervisión y ayuda si él lo solicita.
Sin embargo, la educadora sabe que no basta con apoyar a sus hijos en sus responsabilidades académicas, sino que se interesa por darles una formación integral la cual incluye una parte física, lúdica y espiritual.
“Ellos tienen un tiempo libre para jugar y luego en familia, por medio de Internet, buscamos rutinas de ejercicios para que estén en movimiento, como yoga, por ejemplo. Además, hemos incluido en la rutina actividades religiosas que antes del encierro no practicábamos”, comenta la madre de familia.
“Al principio solo orábamos por la pandemia, luego encontramos un video en YouTube de unos 20 minutos en el que se les enseña a los pequeños a rezar el rosario por medio de narraciones. Ellos se han adaptado tan bien, que los días que no lo hacemos, me preguntan al respecto”, agrega.
Durante los fines de semana la cosa no cambia mucho, excepto que se les permite levantarse un poco más tarde y no hay tanta carga académica.
“Los fines de semana está mi esposo en casa, entonces desayunamos juntos y luego los niños juegan en la piscina y les damos helado; además, los involucramos en las tareas de la casa”, dice la educadora.
Espacios para el trabajo
Aunque lo descrito anteriormente suena como una jornada completa, parte importante para mantener el equilibrio entre el teletrabajo y la paternidad, es encontrar espacios para desarrollar las labores profesionales.
Regina Cabal, fundadora de Momlancers, una plataforma para madres de familia que trabajan como freelance, opina que es importante que los padres de familia conozcan sus niveles de energía durante el día, es decir los momentos en los que son más productivos.
“En la oficina no estamos conscientes de los momentos en los que tenemos más energía, es importante estudiarse a sí mismo para saberlo y en esos espacios poner las tareas complicadas y así seremos más productivos. Hay que ser celosos con el tiempo de trabajo y no dedicarlo a Facebook u otros distractores. Es mejor emplear el tiempo de lucidez para encargarse de lo más importante”, asegura Cabal.
En el caso de Nitsh, ella debe buscar espacios en su día para encargarse de impartir clases, calificar tareas, elaborar guías de estudio, atender a los padres de familia, tener reuniones con el claustro de docentes y, por ser coordinadora del área de preprimaria, debe dirigir, organizar y supervisar el trabajo de las maestras de los demás grados que conforman ese ciclo educativo.
“Luego de la rutina de ejercicios los niños se duchan y cenamos. Se acuestan a las 20 horas y es ahí cuando aprovecho para elaborar las guías de trabajo, calificar tareas o, debido a que a esa hora hay silencio en la casa, a veces aprovecho para grabar un video educativo para mis alumnos. Usualmente me duermo a las 23 horas”, cuenta la madre de familia.
La educadora comenta imparte sus clases de 8 a 11.15 horas, pero aprovecha los recesos de 15 minutos para avanzar en actividades sencillas y que le toman poco tiempo.
Cabal comenta que algo que representa un reto en el teletrabajo es evitar interrupciones por parte de los de los niños. La experta recomienda llenar la “cuota” de atención que necesitan los niños antes de sumergirse de lleno en los momentos de trabajo
“¿Qué hacer para distraer al niño cuando tomo una llamada? No se trata solo de ponerle una actividad al pequeño para distraerlo, el tema es cómo se le da atención previa. En ese sentido es como si el niño tuviera un vaso y demanda llenarlo con atención, si se le dan solo dos gotas, pronto regresará por más”, explica la emprendedora.
“Antes de la videoconferencia, por ejemplo, usted debe satisfacer esa necesidad en el menor. Dele su completa atención por al menos 15 minutos y luego tome la llamada”, aconseja Cabal.
La experta también recomienda que cuando los padres de familia hayan decidido cuáles serán los momentos del día en el que se dedicarán por completo al trabajo, deben comunicárselo a los menores y explicarles que es importante que respeten esos espacios.
La clave del éxito
Nitsh se siente confiada al expresar que hasta el momento su estrategia ha funcionado bien y aunque al comienzo fue complicado, se ha dado cuenta que lo más importante es establecer horarios y tener disciplina para cumplirlos y hacer que sus hijos lo hagan también.
“Los primeros días solo nos enfocábamos en la parte educativa, pero empezamos a notar que, aunque los niños se levantaban temprano, no les daba sueño por la noche. Estaban más ansiosos de lo normal, corrían y gritaban por la casa; además comían mucho, por lo que le planteé la idea a mi esposo de hacer ejercicio con ellos para que gastaran su energía”, comenta la madre de familia.
“Al principio me costó un poco, pero los niños se adaptan rápido a las rutinas y los límites que uno establece dentro de casa”, agrega.
Con el tiempo, Nitsh incluyó más actividades dentro de las rutinas de sus hijos para que durante el aislamiento puedan desarrollarse en todos los aspectos, aunque asegura estar consciente de que no es tarea fácil malabarear todas sus obligaciones.
“Lo ideal es establecer una rutina de trabajo, doy esta sugerencia como madre de familia y educadora, pero al mismo tiempo sé que resulta difícil, estar al tanto de la casa, hacer el trabajo y cuidar a los niños”, comenta.
La educadora explica que lo primero que se debe hacer es un listado de todas las actividades que necesitan hacer durante el día y es importante no dejar nada afuera, se debe tomar en cuenta el trabajo, las actividades familiares, las clases y las tareas de los niños. Incluso se recomienda que los padres busquen espacios para su relación de pareja y para estar en soledad.
Una vez se conozcan todos los puntos que se deben incluir en la rutina es momento de elaborar un horario.
Para ello Cabal sugiere tomar en cuenta la Matriz de Eisenhower, que es una matriz con la que se pueden priorizar tareas cuando hay mucho terreno que cubrir y permite tener mayor productividad.
La idea general es que todas sus tareas se pueden organizar en cuatro cuadrantes, cuyos ejes corresponden a la importancia y la urgencia. Estos cuadrantes tienen valores que van del uno al cuatro y así se les asigna su prioridad.
Tareas “importantes” y “urgentes”: estas reciben el nivel de prioridad uno y usted debe enfocar toda su atención en completarlas.
Tareas “no importantes” pero “urgentes”: son las que se deben atender cuando se hayan finalizado los puntos del cuadrante uno.
Tareas “importantes” pero “no urgentes”: corresponden a metas a largo plazo y tareas que son importantes pero que no tienen una fecha de vencimiento explícita.
Tareas “no importantes” y “no urgentes”: estas se colocan en el cuarto cuadrante y son las que debería considerar dejar de lado o eliminar si la situación se le sale de las manos.
De acuerdo con Nitsh, si se logra que estos horarios se cumplan durante 21 días, entonces se convertirán en hábitos y se creará una rutina adecuada para el tiempo de aislamiento que permita balancear las obligaciones laborales, paternales y personales.