Salud y Familia

Dejar ser a los hijos es amarlos sin sustituirlos

Las buenas intenciones no siempre cumplen su propósito y pueden ser contraproducentes.

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Dejar ser a los hijos es amarlos sin sustituirlos

El rol del padre como siempre es velar por el bienestar de los hijos, es decir evitarles los peligros, pero no fracasos o sufrimientos, para no limitar su desarrollo psicosocial. (Foto Prensa Libre: Tania Dimas en Pixabay)

La modernidad y las prisas de la sociedad han traído cambios importantes en todos los ámbitos, no siempre positivos, incluyendo la educación de los hijos. Como parte de una moderna visión de paternidad, existe un deseo de evitar el sufrimiento de los hijos, lo cual no excusa el hecho de dar paso, en muchos casos, a convertirse en padres sobreprotectores, evitando la experiencia enriquecedora del fracaso, desilusión o equivocación, por lo que asumen el rol de vivir la vida por ellos, es decir no los dejan ser.

Buscan ir delante de las posibles equivocaciones de sus hijos, por pequeñas que sean, para evitarles frustración, lo cual se vuelve limitante y hasta enfermizo. En este caso, las buenas intenciones de los padres no cumplen su propósito, ya que, en lugar de ser beneficiosas, tienen efectos contraproducentes, como la limitación de su autonomía. El equivocarse y aprender de los errores es una parte normal de la vida, misma que tiene muchas consecuencias positivas.

Por dejarlos ser se entiende que el niño debe afrontar todas las etapas propias de su edad con actitud positiva y entereza, siendo los errores y equivocaciones parte de esas etapas; deben aprender a ver esas fallas como algo natural, es más a reírse de ellas con sentido deportivo.

El rol del padre, como siempre, es velar por el bienestar de los hijos, es decir, evitarles los peligros, pero no fracasos o sufrimientos, para no limitar su desarrollo psicosocial. La sobreprotección hace de los hijos personas inmaduras, incapaces de resolver sus problemas o dificultades, no logran el manejo de sus emociones, regularmente no terminan lo que inician, no reconocen sus errores, no se sienten satisfechos con nada y se vuelven dependientes emocionalmente de sus padres y apetentes de todo.

Algunos padres llegan al extremo de hacer las tareas por sus hijos para evitarles que pasen ese cansancio y obtengan calificaciones altas. Este pequeño, pero ilustrativo ejemplo evidencia los esfuerzos que los padres están dispuestos a hacer por sus hijos, pero lastimosamente no les enseña nada positivo, sino, por el contrario, aprenden a que sus padres pueden hacer las cosas por ellos, por lo que no necesitan esforzarse para obtener buenas calificaciones o las metas propuestas.

Para lograr la autonomía, los hijos deben sentirse queridos, escuchados y seguros, lo cual se logra con el cariño, ejemplo y acompañamiento de los padres, pero especialmente con esa actitud de dejarlos que sean ellos quienes vivan lo que tienen que vivir y que aprendan de sus errores. El hacer lo que se debe les aportará a los hijos muchos beneficios, siendo algunos de ellos:

  • Sentirse útiles
  • Aprender a tolerarse y a los demás, así como a la frustración
  • Perseverancia en caer y levantarse
  • Evitar la dependencia emocional
  • Flexibilidad ante los imprevistos de la vida
  • Vivirán la vida en forma templada y con fortaleza

 

Carol de Enríquez, directora Colegio APDE La Villa

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Carol de Enríquez, directora Colegio APDE La Villa

Permítales experimentar por sí mismos, siempre cuidando de ellos, ¡esto es autogestionarse!