Para poder suplir la demanda anual de sangre en el país, se necesita que 1.4 millones de personas donen su sangre, pero únicamente participan tres mil voluntarios, según cifras de la Cruz Roja Guatemalteca.
La sangre es un componente catalogado como tejido que contiene plaquetas, células que se encargan de la coagulación; plasma, que interviene en la coagulación, inmunidad y transporte de sustancias; eritrocitos o glóbulos rojos, que contienen la hemoglobina, portadora de oxígeno, y glóbulos blancos, que se encargan proteger al organismo contra microorganismos dañinos, expuso Hernández.
Es importante saber qué tipo de sangre se tiene, para que en caso de enfermedad o accidente se actúe de manera rápida con la transfusión, la cual debe ser del mismo tipo sanguíneo. La excepción es el tipo O negativo, también llamada universal, el cual puede transferirse a cualquiera de los otros. El más común en Guatemala es el O positivo, presente en el 60 o 65 por ciento de la población, dijo Moscoso.
Escasean donantes
Hay poca cultura de donación sanguínea en el país, además, se reduce el porcentaje de donadores aptos, ya sea por no estar en buenas condiciones de salud, no tener el peso requerido o las venas del grosor idóneo.
La cantidad que se extrae en cada donación es de 450 centímetros cúbicos o medio litro. El procedimiento dura alrededor de una hora, la cual incluye la entrevista, chequeo médico, extracción y descanso.
El donante debe llegar con seis horas de ayuno, hidratarse bien y evitar comidas ricas en grasa un día antes. Después del proceso, se sugiere hidratarse, de preferencia, con bebida de chocolate y jugo de naranja, para restaurar la sangre. Se desaconseja hacer ejercicio luego del procedimiento y comer en exceso, sino llevar dieta equilibrada, para restituir los eritrocitos.
Moscoso explica que este acto solidario no representa ningún efecto secundario. Al contrario de lo que se cree, los desmayos, mareos y vómitos se producen, previo a la donación, en personas que están ansiosas o tensas.