Equinoccio del 23 de septiembre:
Por estas razones el numerólogo considera que el eclipse total -parcial para Guatemala- del pasado 21 de agosto es un signo de que se acerca el apocalipsis profetizado.
- “Cuando el eclipse empiece el 21 de agosto, el amanecer será oscuro, como predijo Isaías, y a esa luna se le llama luna negra”.
- “La luna negra ocurre una vez cada 33 meses, el eclipse del 21 de agosto pasado comenzó su paso en Estados Unidos por el estado número 33 -Oregon- y finalizó en el paralelo 33 -Carolina del Sur-”.
- “Un eclipse de estas características no ha ocurrido desde 1918, que fue hace 99 años, es decir, 33 veces tres”.
- “El 23 de septiembre, fecha del supuesto fin del mundo y solo un día después del inicio del equinoccio, es, precisamente, 33 días después del eclipse solar”.
Meade afirma que el Planeta X, también conocido como Nibiru impactará en la Tierra y causará como consecuencia, erupciones volcánicas, tsunamis y terremotos que no dejarán rastro de la vida humana y antes del supuesto impacto de Nibiru según el numerólogo tendrá lugar uno de los episodios más importantes para los creyentes: “el Rapto o Arrebatamiento”, cuando se supone que llegará la segunda venida de Jesucristo, y este se llevará consigo a los buenos cristianos y dejará al resto en la Tierra antes de la destrucción total del planeta.
Aunque científicos y personal de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio, más conocida como NASA, desmiente de forma categórica que el supuesto planeta Nibiru —o planeta X— exista realmente.
Según datos del libro de Meade, el fin del mundo no será exactamente en esa fecha que calculó – 23 de septiembre del 2017-, sino que ahí será cuando se produzca el evento religioso y se desarrollarán una serie de eventos catastróficos durante varias semanas, que harán que el mundo cambie para siempre.
Algunos teóricos del apocalipsis dicen que el devastador huracán Irma o el terremoto de México han sido avisos de lo que va a pasar este próximo 23 de septiembre.
Pero el más importante según David Meade, será que sucedrá después del comienzo del quinoccio y según el libro del Apocalipsis, último capítulo de la Biblia basado en las revelaciones de Juan el Evangelista, cuando aparezcan en el cielo una curiosa señal: “Una mujer vestida con el sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza. Está embarazada y llora de dolor cuando está a punto de dar a luz”.
Las revelaciones del Apocalipsis se caracterizan por ser poco claras y muy simbólicas. Pero para los expertos escatológicos, este 23 de septiembre se producirá en el firmamento un fenómeno que coincidiría con esa imagen.
En teoría, la alineación entre las constelaciones de Virgo y Leo y de otros planetas harán realidad la visión de la llegada del “Rapto” y por lo tanto será el fin del mundo. La mujer se correspondería con la constelación de Virgo, mientras que la corona de estrellas vendría a estar compuesta por Leo (que tiene 9 estrellas), más los planetas Venus, Marte y Mercurio.
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En esa fecha, además, la luna estaría justo a los pies de Virgo, mientras que el sol estará pasando precisamente por esa constelación, como corresponde a esta época del año en la que se produce el equinoccio, lo que se equivaldría a “estar vestida por el sol”.
Pero José Rodrigo Sacahui, doctor en astrofísica de la Universidad de San Carlos de Guatemala, dice que “los equinoccios son sucesos naturales que se dan dos veces al año y que no tienen relación con eventos cataclísmicos ni un efecto sobre las actividades en la Tierra”.
Por otra parte, Adolfo Rubio Herrera, postdoctor en astronomía, asegura que la única influencia de un equinoccio tiene sobre la Tierra es la incidencia de radiación solar en la superficie terrestre. A partir de ese día, la radiación solar empieza a llegar de manera más oblicua en el hemisferio norte y un poco menos oblicua en el hemisferio sur.
Los dos expertos coinciden que en los equinoccios NO hay alineaciones con planetas es un evento que ocurre entre el Sol y la Tierra.