Al mismo tiempo, reírse y carcajear activa todo el sistema cardiovascular. “Cuando nos reímos, aumenta nuestro volumen respiratorio”, dice Gosch. Esto significa que un mayor volumen de aire entra en nuestros pulmones antes de ser expulsado de nuevo.
Un efecto que no necesita explicación para Annika Corleis, que trabaja como payasa terapéutica. “Cuando te ríes mucho de algo, respiras hondo después. Eso activa todo el cuerpo”, cuenta.
Por eso a la risa también se le llama “jogging interior”. Además, la risa dilata los vasos sanguíneos y aumenta brevemente la tensión arterial, lo que mejora el suministro de oxígeno al corazón.
Y también cambia el equilibrio hormonal. “Bajan los niveles de adrenalina y cortisol y se liberan endorfinas y serotonina”, dice Gosch. Así se reducen las hormonas del estrés y se liberan las de la felicidad.
El humor, contra los miedos en el hospital
En resumen: la risa es realmente buena para nosotros. Razón suficiente para utilizar el humor de forma específica para reducir los miedos y favorecer la recuperación.
“Especialmente cuando la risa es compartida y surge de un contexto afectuoso, el estrés de las personas se reduce notablemente”, explica Annika Corleis, quien trabaja desde hace más de diez años en la asociación Klinik-Clowns de Hamburgo.
La razón de ello, dice, es que cuando uno se ríe entra en un estado de no hacer nada, no pensar nada y no desear nada. “En esos momentos no hay pasado, ni planes para el futuro, sino simplemente un momento de libertad”.
Contra el estrés y la ansiedad
Gosch también valora muy positivamente el uso del humor en el proceso de curación. “En general, los payasos de hospital son bien recibidos por los pacientes”,
“El humor, utilizado de la forma adecuada, puede rebajar mucho el nivel de estrés y reducir los miedos”. Incluso, añade, las situaciones desagradables se pueden sobrellevar muy bien con humor, si este se utiliza de forma profesional, afirma Gosch, quien también es presidente de la Sociedad Alemana de Geriatría (DGG).
Corleis subraya que no hay que forzar la conexión; al fin y al cabo, la risa debe ser genuina. Sin embargo, la risa “artificial” también aumenta el volumen pulmonar y la frecuencia respiratoria, señala Gosch. Pero, añade, para sentirse realmente bien, la risa debe tener un verdadero motivo.
¿Una vida más larga gracias al humor?
Si vamos aún un paso más allá: ¿puede la risa no solo ayudarnos en un momento determinado, sino incluso prolongar nuestra vida? Según Gosch, es difícil saber hasta qué punto la risa puede influir en la esperanza de vida.
“No tenemos datos basados en pruebas sobre esto, porque es difícil hacer estudios controlados al respecto”, explica.
Por ejemplo, alguien que se toma todo con mucho sentido del humor podría eventualmente atreverse a correr más riesgos en su vida cotidiana y, así, reducir su esperanza de vida.
“Pero en lo que respecta a la calidad de vida, es relativamente lógico que las personas con sentido del humor y risas lo tengan más fácil y pasen por la vida con más facilidad”, dice Gosch.
“Nos reímos por mil razones diferentes. Pero cuando nos reímos de verdad con ganas, es una medicina maravillosa”, constata Annika Corleis.
“El humor es también una actitud interior. Puedo ver el vaso medio lleno o medio vacío, y para mí eso también tiene algo que ver con el pensamiento positivo y, por tanto, con el humor”, añade la payasa terapéutica.