Jardín
“Es más fácil que alguien haga un huerto cuando reconoce que es positivo para su salud”
Un huerto es una experiencia que permite a las familias una alimentación más saludable, pero por dónde empezar este proyecto.
Una maceta podría ser el principio de un huerto en el que ponga a disposición alimentos para su familia. (Foto Prensa Libre: cottonbro studio/Pexles)
Hace cerca de 15 años un agrónomo promueve el tema de la seguridad alimentaria nutricional en el Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá, Incap. A sus 61 años y más de 30 de profesión, Rudy Guzmán es funcionario encargado del Centro de Aprendizaje e Intercambio de Saberes, Cais, del Incap, explica que las familias pueden tener el beneficio de un huerto que a veces no se dimensiona en todo lo positivo que representa.
"Actualmente entre las causas más altas de muerte en el mundo están los infartos, derrames cerebrales, cáncer y otras enfermedades y en muchas de ellas la alimentación es un factor esencial para prevenirlas. Al tener huertos podemos tener la ventaja de vegetales a la mano y no otros productos menos saludables", reflexiona el agrónomo.
En su experiencia las familias adoptan más el tener alimentos sembrados en casa cuando reconocen que es positivo para su salud. "La agricultura se aprende comiendo", es un dicho que tenemos en CAIS, dice Guzmán y por ello reconoce que parte importante de aprender a hacer huertos se les debe enseñar a las personas algunas recetas para aprovechar todo aquello que se cosecha, expresa el instructor que ha impartido más de 40 talleres y 200 cursos sobre contenido diverso en temas de agricultura.
En su diario vivir con su esposa y uno de sus hijos come diversidad de ensaladas, caldos a base de chipilín y otros alimentos que ellos cosechan, consumen carne tres veces a la semana, en especial pollo y pescado. "En mi familia cada año hacemos evaluaciones de salud y hemos logrado mantener niveles de azúcar, triglicéridos y colesterol normales y esto en parte es con base en el tipo de alimentación que llevamos", asegura.
La Organización Mundial de la Salud estima que un consumo suficiente de frutas y verduras podría salvar a 1.7 millones de personas en el mundo.
"Obtener mejores provisiones de alimentos y bienestar nutricional es mucho más que producir alimentos suficientes. Se requieren también recursos, tales como tierra, agua, semillas, mano de obra, herramientas, capacitación y conocimientos sobre técnicas apropiadas de producción, procesamiento y almacenamiento de los alimentos producidos", agrega el Manual para la implementación de huertos dirigido a Madres de Familia del Sector No. 7 de la Aldea San Felipe Xejuyup, del Municipio de San Andrés Xecul, del Departamento de Totonicapán, de Manuela Rebeca Vásquez, de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
La Universidad de Costa Rica que también ha fomentado esta práctica reconoce que es una manera de tener productos frescos, con muy buen sabor, con una mejor maduración y con destacadas características. Esto significará un ahorro de dinero.
"Además de brindarnos la satisfacción de comer lo que producimos en nuestra propia huerta, es una práctica que ayuda a tener una buena salud mental. No solo es divertida y entretenida, sino que también exige explotar la creatividad e incluso es una forma de realizar ejercicio", agregan.
Guzmán explica que los huertos familiares ayudan a motivar al grupo en las viviendas y actualmente se está implementando un sistema para que en un espacio de un metro por un metro se siembren 100 plantas, las cuales se deben consumir cada semana porque crecen rápido.
El experto comenta que entre las que más se facilita sembrar en casa están: rábanos, cebollas, lechugas, acelgas, zanahorias y remolachas. Existen otras que requieren un poco más de cuidados como los tomates.
Para empezar
¿Qué necesita una planta? Luz y agua, así como el espacio con luz solar, disponibilidad de agua y un suelo que provea nutrientes.
Existen cuatro tipo de plantas dice Guzmán, las de hoja (lechugas, apios, espinacas); raíces (rábanos, remolachas y cebollas); frutos (pepinos, pimientos y tomates); y los que forman cabeza (repollos, coliflor, bróculi).
El ideal es hacer un inventario en casa y disponer de un espacio libre que no afecte a movilidad de las personas y donde se tengan por lo menos seis horas de luz o más.
Si en casa un lugar no da menos de seis horas es preferible limitarse a las plantas de hoja porque el resto de los alimentos requieren más tiempo de luz.
Cuando los hogares no tienen espacio en tierra y todo está cementado se pueden hacer cajones de madera o contenedores hechos en tarima, utilizar llantas u otros espacios, incluso es posible utilizar las bolsas plásticas para la siembra, agrega Guzmán.
El ideal es que utilice tierra preparada de la que se encuentra en un vivero, cada semana se recomienda agregar abonos orgánicos.
Entre los vegetales más rápidos en cosechar verá rábanos en un mes o 45 días, mientras en la lechuga será cerca de 60 días.
Los expertos también recomiendan la siembra de hierbas comestibles y aromáticas como orégano, albahaca, hierbabuena, chipilín, chaya y culantro. En su mayoría son ricas en proteínas y les dan un sabor especial a las comidas.
Otro punto importante a considerar son las plantas medicinales. Se recomienda el cultivo de ruda, orégano, valeriana, té de limón y jengibre, entre otros.
A cualquier edad
En el Ecoclub Einstein, que pertenece al Colegio Científico Tecnológico Einsteinen Suchitepéquez, desde hace seis años integraron la seguridad alimentaria y nutricional a su temática de trabajo.
Dentro de los temas que trabajan desarrollan huertos en hogares y centros educativos, donde participan niños, adolescentes, adultos y personas de la tercera edad.
Los participantes aprenden a preparar el compost y todo el proceso de siembra y cosecha.
“Un día se acercaron madres de familia que querían aprender y actualmente como ecoclub cada vez que alguien quiere aprender tratamos con recursos propios de llevarles insumos para crear sus huertos”, agrega Juan Pablo Urrutia, director de estos proyectos, quien agrega que el reto es hacer de dos a tres huertos por año para enseñar a grupos a sembrar, producir y emprender.
Urrutia comparte que actualmente a nivel de país hay un gran movimiento ecológico donde se forman más personas en la separación de desechos y en especial en reconocer aquellos orgánicos con los que es posible hacer compost que regresa a la tierra y ayuda a nutrir a las plantas sembradas.
El compost es un abono natural que resulta de la acción de bacterias, hongos y gusanos sobre los residuos que se producen en el hogar. Se usa para dar fertilidad a la tierra y como alimento para las plantas.
Una de las grandes ventajas de estas acciones es enseñar a las comunidades el manejo del agua. En 2023 esto fue dificil por el calor excesivo y aunque el riego en un huerto escolar o familiar es más controlable, no es así para extensiones de tierra más amplios en donde se tiene que esperar que lleguen las lluvias.
Una de las recomendaciones de Urrutia es que el riego se haga en especial durante la noche para aprovechar mejor el uso del agua. Las coberturas naturales también son positivas en las siembras para mantener hidratada la tierra.
Beneficios de un huerto
La Universidad de Costa Rica y un Proyecto Especial para la Seguridad Alimentaria (PESA) de Honduras explican parte de las acciones positivas que surgen de sembrar alimentos en casa e indican que puede llevarse a diferentes niveles.
- Alimentos variados para toda la familia durante todo el año producido en casa.
- Se conoce lo que estamos comiendo.
- Se mejora la alimentación.
- Se siente satisfacción de comer lo que cultivamos.
- Se ahorra dinero.
- Es una actividad relajante y divertida .
- Es posible combinar cultivos de hortaliza con árboles frutales, árboles maderables, leguminosas y la cría de aves.
- Fortalece los lazos de amistad con el intercambio de alimentos al regalar algún excedente.
- Es posible tener ingresos con la comercialización de productos del huerto.
En otros países
Un artículo en AFP explica que la inseguridad alimentaria ha sido un problema creciente en todo el estado de Iowa, entre la pandemia de covid-19 y el cambio climático provoca más sequías y tormentas violentas. Esto ha empujado a muchas personas y organizaciones a buscar formas innovadoras de mantenerse a sí mismos y a los demás, desde los huertos urbanos hasta los programas de acceso a la tierra.
En Birds and Bees Urban Farm, Kathy Byrnes y Ed Fallon comentan que obtienen la mitad de su suministro de alimentos de aproximadamente 60 cultivos y ganado diferentes que crían en su jardín. A un par de horas de distancia, los habitantes de Iowa en Feed Iowa First están usando 12 campos diferentes en todo el condado de Linn para cultivar una variedad de 50 cultivos diferentes, que transportan a edificios de apartamentos, despensas de alimentos y refrigeradores comunitarios dentro de las 72 horas posteriores a la cosecha, como una forma de proporcionar a los miembros de la comunidad en desiertos alimentarios, o con transporte limitado, acceso a alimentos frescos.