Salud y Familia

La familia, un reto frente a la sociedad y la pandemia

Una reflexión psicológica ante los retos del núcleo familiar en el contexto de la pandemia por covid-19.

La ONU apunta que la familia constituye la unidad básica de la sociedad. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

La ONU apunta que la familia constituye la unidad básica de la sociedad. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

En 1993, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) decidió celebrar el Día Internacional de las Familias cada 15 de mayo.

Con esta fecha, la ONU ha decidido dar a conocer “las cuestiones relativas a las familias y reflexionar acerca de cómo les afectan los procesos sociales, económicos y demográficos”.

En 2021, la Organización invita a crear conciencia sobre la importancia tanto del núcleo familiar como de su relación con las tecnologías, en el contexto de la pandemia por covid-19.

Este año, la temática del Día Internacional de las Familias lleva por título Transición socialmente justa hacia el desarrollo sostenible: la función de las tecnologías digitales en el desarrollo social y el bienestar de todos.

A partir de este eje y de la importancia del seno familiar como partícula integral de la sociedad, conversamos con la doctora María de los Ángeles Mollinedo Figueroa, quien es fundadora y directora general del Instituto de Ciencias de la Familia de la Universidad Galileo, así como presidente de la Asociación Guatemalteca de Logoterapia y Análisis Existencial.

María de los Ángeles, quien ha abordado la relación psicología-familia por más de dos décadas, reflexiona y analiza los factores alrededor de esta dinámica en la siguiente conversación.

¿Cuáles son los factores principales que considera desafían a la convivencia familiar en la actualidad?

El filósofo Gilles Lipovetsky habla de la era del vacío. Esto es algo que estábamos viviendo desde décadas atrás: un vacío de sentido y de hundimiento de los ideales que nos ha llevado a más angustia, absurdo, pesimismo, hiperindividualismo y consumismo.

A esto le agregamos el abuso de sustancias y la violencia doméstica que afecta a la convivencia familiar. Este hiperindividualismo nos lleva a aislarnos del tú, de la familia.

En las familias valdría la pena tomar en cuenta cómo se está viviendo la dinámica personal, social y económica, que afecta al desenvolvimiento de la convivencia. Convivir es “saber vivir con”, pero esa convivencia cada vez se hace más difícil.

La pandemia por covid-19 ha detonado retos en el seno familiar debido al aislamiento de las personas. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)
¿Cómo ha alterado la pandemia a las dinámicas familiares?

Es un acontecimiento vital que viene cargado de todo aquello que modificó la manera en la que estábamos haciendo un inicio de año. Nos vimos recluidos sin saber qué estaba sucediendo, pero teniendo obligaciones dentro del hogar.

Al principio hubo bastante unión, se cuidaba, pero poco a poco empezó a verse más violencia por el hacinamiento: problemas en los matrimonios, separaciones, los niños y jóvenes se vieron afectados por no compartir con sus compañeros, y hubo más angustia.

Esto ha causado una forma de irritabilidad, confrontación y hostilidad. En el aislamiento cada uno se va convirtiendo en un islote. Que ha sido inesperado, definitivamente; que ha afectado, es normal; pero cómo hacemos para seguir funcionando a pesar de esto que nos afecta.

Para ir saliendo de esta situación tan difícil, todos los integrantes debemos sentir que vivimos esta parte de la historia unidos y que podemos continuar con una vida que nos abra a la esperanza en un tiempo que esté más cercano.

¿Ha tenido un rol determinante la fe en la estabilidad de las familias dentro del contexto de la pandemia?

Se observa que las personas que tienen creencias religiosas y que viven principios de fe, encuentran consuelo, sentido y esperanza en medio de la crisis. Sin embargo, las restricciones que han limitado iglesias y templos han afectado también durante la pandemia porque hay una carencia comunitaria. Sí creo que ha sido un rol determinante.

Tenemos que formar familias con sentido de pertenencia. -María de los Ángeles Mollinedo Figueroa

La tecnología pone en comunicación a las familias a través de redes sociales, pero ¿cree que también los medios digitales puedan detonar controversias por el tiempo que se utiliza y su consecuente alteración en la convivencia?

Definitivamente sí porque la persona es comunicante. Los medios nos ayudaron muchísimo en la pandemia. Su practicidad es muy buena, pero estos no pueden sustituir el encuentro con las personas.

El ser es comunicante y necesita ser escuchado, pero muchas veces no se escucha y tampoco hay relación. El vernos es una necesidad propia del ser, por lo que la pandemia afectó a eso.

¿Cómo sugiere moderar el uso tecnológico en las familias cuando resulta algo tan imprescindible para el presente?

Permitir el uso, pero los padres deben generar ámbitos de encuentro. Por ejemplo, la sobremesa que se ha perdido; preguntar cómo han estado los demás. Tienen que haber límites claros y amorosos desarrollando actividades recreativas o de ocio, pero que no sean límites impositivos.

El uso de dispositivos electrónicos ha incrementado desde el año pasado debido a la pandemia. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)
El traslado de la escuela al hogar debido a la pandemia representa una carga adicional para los encargados de familia, sobre todo para las mamás, ¿cómo recomienda distribuir esta responsabilidad para que haya más equidad en el núcleo?

Una dinámica sana sería que los miembros se reúnan y cada uno exprese cómo se siente. Es aquí donde vemos que la pandemia puede fortalecer a las familias creando nuevas dinámicas y sinergias que fortalezcan la unión.

Se puede distribuir la responsabilidad de manera equitativa partiendo de roles flexibles que se deben comunicar. También hacer una estructura no rígida y positiva de todo. Se debe buscar la forma para que todos funcionen en esta crisis en la que estamos involucrados.

¿Cómo puede hacérsele ver a los hijos la necesidad de reconocer y trabajar por la igualdad del desempeño dentro del hogar? 

Pueden hacer una pequeña reunión, tratar de comunicar. Decir cómo se siente cada persona sin  queja ni acusación. La idea es reunirse para comunicarse y proponer un plan de acción.

Es muy importante trasladar la flexibilidad de roles, rompiendo paradigmas. Todos podemos aportar. Todos somos parte de la solución al problema.

Aún con la pandemia a cuestas y la desigualdad social y económica en el país, ¿cómo pueden sensibilizarse las familias hacia otras personas en la sociedad?

Nos debe de doler lo que le duele al hermano. En este egocentrismo, en este momento de yoísmo, no se logra a ver a los demás desde la comodidad. Es necesaria una rehumanización, donde pueda verse que los otros tienen una dignidad igual a la nuestra. Se debe de seguir inculcando en las generaciones más jóvenes la consideración hacia los hermanos.

¿Cuáles valores considera contribuyen a la estabilidad y a la convivencia familiar?

Amor, confianza, empatía, solidaridad, laboriosidad, la paz… Cuando nos preguntamos “¿Debo hacerlo?” entran los valores como el respeto, la lealtad, la fidelidad o la empatía.

¿Cómo pueden aprender a balancearse el orden, las reglas claras y el afecto emocional en las familias?

Los padres deben tener una autoridad clara con límites puestos amorosamente pero que se cumplan. El ambiente familiar tiende a funcionar cuando hay una autoridad clara. También debe permitirse a los hijos que vayan decidiendo mediante un diálogo y de manera asertiva.

Nuestras relaciones se fortalecen en una base de amor y confianza. Tenemos que formar familias con sentido de pertenencia.

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