Salud y Familia

Los riesgos de ser mujer obesa

Las mujeres obesas tienen 40 por ciento más de riesgo de desarrollar en algún momento de su vida algún tipo de cáncer relacionado con su sobrepeso que quienes tienen un peso saludable.

Los autores del trabajo subrayaron que de cada mil mujeres obesas, 274 serán diagnosticadas de un cáncer, en tanto que esa cifra sería de 194 féminas con peso saludable.

La doctora Julie Sharp, jefe de información de la salud en el Cancer Research UK, dijo: “Perder peso no es fácil, pero no hace falta ir a un gimnasio, correr todos los días o renunciar a su comida favorita para siempre; basta con pequeños cambios mantenidos en el tiempo para exista un impacto real”. Por ejemplo, propone, “bajar del autobús una parada antes o reducir la ingesta de los alimentos grasos y azucarados”.

“Sabemos que nuestro riesgo de cáncer depende de una combinación de factores: genes, medio ambiente y otros aspectos de nuestra vida. La buena noticia es que muchos los podemos controlar”, dijo Sharp, quien refiere que resulta clave ayudar a las personas a entender cómo pueden reducir su riesgo de cáncer.

Claves sobre la obesidad

Según la Organización Mundial de la Salud, el sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud.

En el 2014, alrededor del 13 por ciento de la población adulta mundial (11 por ciento de los hombres y 15 por ciento de las mujeres) eran obesos.

La causa fundamental del sobrepeso y la obesidad es un desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas.

En el mundo, se ha producido un aumento en la ingesta de alimentos hipercalóricos que son ricos en grasa, sal y azúcares pero pobres en vitaminas, minerales y otros micronutrientes, y un descenso en la actividad física como resultado de la naturaleza cada vez más sedentaria de muchas formas de trabajo, de los nuevos modos de desplazamiento y de una creciente urbanización.

En el plano individual, las personas pueden limitar la ingesta energética procedente de la cantidad de grasa total y de azúcares; aumentar el consumo de frutas y verduras, así como de legumbres, cereales integrales y frutos secos, y realizar una actividad física periódica (60 minutos diarios para los jóvenes y 150 minutos semanales para los adultos).

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