Salud y Familia

Mi hijo se come las uñas: ¿Cómo ayudarlo a abandonar este hábito?

La tensión y el estrés pueden ser a menudo los motivos por los cuales los niños se comen las uñas.

Mi hijo se come las uñas: ¿cómo ayudarlo a abandonar este hábito?

Dedos a la boca: morderse las uñas suele cumplir la función de regular el estrés. (Foto Prensa Libre: Christin Klose/dpa)

“Les proporciona un alivio temporal en situaciones emocional y físicamente desagradables”, señala la pediatra alemana Monika Niehaus.

Los niños suelen empezar a comerse las uñas a los tres o cuatro años. A menudo este hábito, llamado onicofagia, desaparece por sí solo, pero no en todos los casos. Y eso puede tener consecuencias, incluso más allá de las desagradables inflamaciones del lecho ungueal.

Ya que morderse las uñas no solo también puede dañar los dientes delanteros y sobrecargar la articulación de la mandíbula, sino que facilita la entrada de gérmenes en el organismo. Sobre todo, en los más pequeños, que ponen sus manos a todas partes, según advierte Niehaus.

Muchas veces los padres no saben qué hacer, pero en todo caso, los castigos y las amenazas no son la mejor forma de disuadir al niño. Al contrario, pueden empeorar la situación. Tampoco funcionan los esmaltes de uñas de sabor desagradable.

Lo que sí ayuda es que los padres animen a sus hijos a dejar de morderse las uñas y los acompañen en el proceso. Una idea es poner una pegatina con una estrella en el calendario cada día que el niño no se muerda las uñas. Y cuando se cumplen dos semanas, el niño recibe una recompensa.

Es más fácil si los padres saben en qué situaciones el niño tiende a comerse las uñas. Así pueden evitarse ciertas situaciones que desencadenan el hábito, como por ejemplo algún programa de televisión que le afecte emocionalmente.

Cortar y limar las uñas con regularidad también puede ayudar a dejar de mordisquear. “Si hay poca uña para morder, puede ser menos tentador”, apunta la pediatra.

En caso de que fracasen todas estas medidas, Niehaus recomienda conversar con el pediatra. También es imprescindible una visita médica en el caso de que se formen inflamaciones en los dedos o si sangra el lecho ungueal.

La terapia conductual también puede ser útil. Bajo la dirección de un psicoterapeuta, los niños aprenden estrategias para afrontar mejor el estrés y evitar morderse las uñas.

Niehaus es miembro del panel de expertos de la Asociación alemana Profesional de Pediatría y Adolescencia (BVKJ).