Salud y Familia

Por qué caminar nos hace tan bien

Caminar o pasear a un paso medianamente rápido es más que una mera distracción, es un ejercicio que sin ser muy exigente impacta de un modo positivo en la salud.

El calzado especial para caminatas protege los pies y ofrece mayor equilibrio sobre terrenos irregulares. Foto: Christin Klose/dpa

El calzado especial para caminatas protege los pies y ofrece mayor equilibrio sobre terrenos irregulares. Foto: Christin Klose/dpa

Calzarse y salir a andar. Nada más simple que eso para estar al aire libre. No sobreexige el cuerpo y no requiere de grandes preparativos. Es una manera prácticamente óptima de estar activos afuera, y una posibilidad perfecta en estas épocas de pandemia.

Desde el punto de vista médico, salir regularmente a caminar refuerza el sistema inmunitario, reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y baja los niveles de glucosa en sangre, explica el Tobias Erhardt, que director de la carrera de fisioterapia en un instituto de salud en la ciudad alemana de Karlsruhe.

“Si practicamos además las ‘caminatas saludables’ sumamos pausas activas que hacen foco en la fuerza, el movimiento y la coordinación”, explica.

Las ‘caminatas saludables’ fueron diseñadas por una asociación alemana que propone combinar momentos de caminata con ejercicios para aprender también a relajar la musculatura. Además, brindan consejos e informaciones sobre el estilo de vida saludable.

Tobias Erhardt puso a prueba este tipo de caminatas con un grupo de 56 personas de una edad promedio de 60 años durante diez semanas. El resultado fue que la mayoría redujo grasas y muchos sumaron masa muscular. Según este estudio, las caminatas saludables también tuvieron un efecto positivo en la tensión arterial.

Además, un 70 por ciento de los participantes dijo sentirse anímicamente mejor. “Genera una regulación psíquica”, explica el profesor. Estar en la naturaleza, moverse, sentir los sonidos, los perfumes y poder sumar el aspecto social de una caminata en grupo hace que la sensación subjetiva de bienestar mejore en forma muy positiva.

La asociación diseñó salidas para zonas sin relieves y para regiones con más cambios de altura. A muchos participantes los caminos con pendientes al principio les resultaron difíciles, pero pudieron superar mucho mejor esos tramos pocas semanas después.

Lo ideal es caminar sobre un suelo natural, no sobre el asfalto, entre otras cosas, porque andar sobre un terreno irregular entrena la coordinación y el equilibrio. De todos modos, todo depende de las habilidades de cada uno. Si a una persona le falta algo de seguridad, mejor que comience en el asfalto y empedrado de superficie regular.

Al ser una actividad que se desarrolla permanentemente caminando, el calzado es decisivo. Lo ideal es tener unos zapatos especiales para caminatas.

Para las caminatas son recomendables las suelas con perfil. Foto: Christin Klose/dpa

Quienes no tengan un paso muy firme, podrán optar por zapatos que lleguen por sobre el tobillo para darle más firmeza al pie. Al comprarlos, hay que tener en cuenta que ese tipo de calzado reduce un poco la movilidad, con lo que es fundamental evaluar caso a caso.

Otro elemento que brinda una gran ayuda son los bastones, sobre todo si uno tiene problemas de cadera o de rodillas. Los bastones son particularmente útiles para caminar en la montaña.

Pero cada uno a su ritmo y a su tiempo. Tobias Erhardt es un fanático de estas salidas. “Esta comprobado que cualquier actividad física es mejor que ninguna”, señala.

Por supuesto que la excepción son aquellas personas con algún inconveniente físico o motor, que deberían hablar antes con su médico.

ESCRITO POR:

ARCHIVADO EN: