Los padres deben estar atentos y observar si sus hijos tienen dificultad para entender y seguir tareas e instrucciones, problemas para recordar lo que alguien le acaba de decir, dificultad para dominar las destrezas básicas de lectura, escritura o matemáticas; facilidad para perder o extraviar sus útiles escolares y falta de coordinación al caminar o hacer deporte.
Si no se identifican y se tratan a tiempo estos problemas, la autoestima, la valoración personal, la socialibilidad y, en general, las actividades diarias del niño se pueden ver afectadas, según la Academia Americana de Psiquiatría Infantil y de Adolescentes.
Un psicólogo puede ayudar a coordinar la evaluación. Para ello debe estar en constante colaboración con profesionales de la escuela y profesores, para determinar si existen problemas de aprendizaje.
Se deben establecer los pasos que deben seguir los padres para ayudar al niño y recomendarles la terapia más adecuada para que el pequeño pueda lograr el máximo de su potencial.