Por otro lado, el aislamiento provoca trastornos psicológicos y ansiedad, que se tornan más severos cuando los pequeños pasan mucho tiempo dentro del juego.
No se trata de que los padres se opongan rotundamente a que los niños disfruten de un momento de ocio en los videojuegos, pero sí deben tener una actitud vigilante e imponer una serie de normas para que el niño sepa que todo es posible si se siguen las reglas.
Es importante que los padres sepan el contenido de los juegos y descarten los que sean violentos o que fomenten actitudes perjudiciales. Existen juegos educativos que contribuyen a desarrollar la psicomotricidad.
No hay que permitir que el niño juegue indefinidamente; se sugiere que juegue dos horas al día y con descansos de media hora.