SI ME PERMITE

El que emigra solamente tiene claro su pasado

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“Aprendí pronto que al emigrar se pierden las muletas que han servido de sostén, hay que comenzar desde cero, porque el pasado se borra de un plumazo y a nadie le importa de dónde uno viene o qué ha hecho antes” Isabel Allende 

Nuestra generación es una de las que ha alcanzado el mayor número de gente que emigra de su terruño buscando una mejor oportunidad, la cual no siempre se logra y por el contrario en muchísimas oportunidades lo único que logra es una triste historia que nunca pensó que llegaría a vivir.

Uno no solo tiene que considerar los riesgos cuando empieza a migrar buscando un nuevo destino para mejorar, sino también este modo de vida requiere una flexibilidad en todos los planes que uno tiene cuando deja su tierra y su gente para alcanzar un destino que nació como un sueño que se logró acariciar de modo que sería un ideal que para algunos pudo haber sido verdad, pero no se puede generalizar.

Solo en pensar que uno debe tener la disponibilidad de integrarse a algo que para todos lo que están allá es normal y correcto, para el que llega es todo nuevo y también extraño y se deberá adaptar, sea esto en el idioma, comida y costumbres. Al integrarse a ese nuevo mundo también está el reto de no olvidarse de su identidad y al mundo al cual pertenece, porque si debiera que regresar no puede ser un extraño para los suyos.

Es sumamente hacer la salvedad que en esta experiencia que viven muchos no es lo mismo una necesidad que debe enfrentarla cueste lo que cueste, a la vida de aventura de aquellos que emprenden la salida y viendo en que resulta al final de la travesía que están emprendiendo.

Sin lugar a duda cuando estamos tratando este tema, para cada uno de nosotros hay un sinfín de rostros y nombres que se nos viene a la mente con la más variada razón por la que migraron y también una infinidad de vivencias que ellos han compartido, siempre que no hayamos perdido el rastro de ellos por la misma adversidad de esa experiencia.

Personalmente siendo hijo de una pareja que tuvo que migrar por más de una vez en la vida y también en las diferentes etapas de la vida he vivido en diferentes lugares por razones muy diferentes, puede uno comprender algunas de las historia que oye unos de alguna manera se pueden justificar pero otras lamentablemente reflejan riesgos que en ningún momento se pueden justificar.

Lo más importante cuando uno está pensando una necesidad de migrar, primeramente deberá tener presente mucho más que una sola opción, lo mejor es considerar diferentes alternativas y sopesarlas con las ventajas y desventajas antes que emprender la aventura. Muchos pueden haber hecho una travesía y cuando la recomiendan, debemos entender que no somos todos iguales y nuestra realidad no es la misma bajo ningún concepto.

El ideal es estar en la tierra de uno, conservar su idioma y sus costumbres en las cuales fue formado. Si esto no es posible las alternativas que debemos escoger no siempre debe ser de ganar o mejorar sino más bien, el bien que dejo a los míos más que los que estoy logrando para mí. No podemos negar que muchos que migran dejan atrás a muchos de los suyos con dolor, confusión y un vacío que con nada se puede compensar.

Pidamos primero a Dios que nos socorra donde estamos antes que lo haga para el destino que escogemos migrar.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.