La tranquilidad con la que viven los vecinos de esas comunidades se convierte en ejemplo para otros sectores, donde con frecuencia se reportan incidentes, incluso trágicos.
Jhony Brown, vecino de El Arenal, Belice, señaló que gran parte de sus parientes son peteneros, por lo cual lamentó los problemas que se registran en otros sectores de la zona de adyacencia.
“Somos hermanos y tenemos que vivir en paz”, afirma.
Armonía
Urbelina Lemus, vecina del área urbana de Melchor de Mencos, se mostró sorprendida por la forma como viven los vecinos de esos sectores, lo cual, a su criterio, es de beneficio para todos.
Para Miguel Sacul Ruiz, presidente del Consejo Comunitario de Desarrollo de El Arenal, Petén, ese sistema de convivencia debería ponerse en práctica en otras áreas de la zona de adyacencia, donde para muchas personas la línea fronteriza sí tiene significado: división, lo que ha dejado dolor y luto en muchos hogares peteneros.
Bonifacio Chan, pastor evangélico de El Arenal, Belice, recuerda que durante las casi tres décadas que tiene de vivir en ese lugar, no ha tenido conocimiento de algún enfrentamiento entre vecinos. A la iglesia de Chan asiste un grupo de feligreses peteneros, con lo que queda claro que para la amistad no existen fronteras.
Agregó que para la conservación de la buena armonía entre ambas comunidades, se reúnen con autoridades y visitan los hogares de los vecinos. Así mismo se formó el grupo Arte Sin Fronteras, donde participan jóvenes de ambos países, quienes comparten ideas buscando una solución a ese problema.
Ottoniel Corado, profesor residente de El Arenal, Petén, indica que en un buen porcentaje de las familias que residen en el municipio del Benque, son guatemaltecas, lo que ayuda a que exista convivencia entre hermanos y que por ningún motivo tiene que existir rencor o antipatía entre ambos pueblos.
“Unos 10 niños de dicha comunidad acuden a la escuela del país vecino, para aprender otras culturas y el idioma inglés. Es muy importante vivir en paz, los comunitarios están comprometidos en seguir con esa armonía”, destaca Corado.
Ambas comunidades fueron fundadas hace tres décadas y se ubican a orillas del río Mopán. Unas 500 familias de ambas comunidades son las que habitan el lugar y rechazan todo acto vandálico por parte de tropas beliceñas, con la esperanza de tener una solución a este conflicto.
Contenido relacionado
> Narcotráfico se beneficiará con el “NO” en consulta popular
> Así es la vida en la zona de adyacencia entre Guatemala y Belice
> Guatemala pagaría millonaria cantidad en abogados por reclamo con Belice