Doña Fermina Méndez prepara buñuelos desde hace 26 años que son un deleite para el paladar

Desde hace 26 años, la quezalteca Fermina Méndez, se dedica a la elaboración artesanal de buñuelos, uno de los bocadillos que suelen acompañar las comidas guatemaltecas en las fiestas de fin de año.

Las hijas de Fermina Méndez también se dedican a la elaboración artesanal y venta de buñuelos. (Foto Prensa Libre: María Longo)
Las hijas de Fermina Méndez también se dedican a la elaboración artesanal y venta de buñuelos. (Foto Prensa Libre: María Longo)

Méndez recuerda que el mismo año en que comenzó su venta de buñuelos en el parque central de la zona 1 de Xela, también se convirtió en madre por primera vez.


Desde entonces, asegura que todos los días se esfuerza por ofrecer a los clientes los mejores buñuelos acompañados de alguna bebida caliente.

“Mi mamá me enseñó la receta de este postre típico que es muy solicitado por las personas que visitan el parque central y la Catedral de Xela”, expresó doña Fermina, como le llaman sus clientes y amigos.

Comentó que cuando comenzó su negocio cocinaba los buñuelos con leña, y poco a poco el gas propano fue desplazando esa práctica, aunque garantiza que el sabor sigue siendo el mismo.

“Gracias al buen sabor de mis buñuelos los clientes me buscan. Este negocio familiar es una bendición, porque permitió sacar adelante a mis cinco hijos, entre ellos tres mujeres quienes siguieron mis pasos”, dijo.

Zuly Mendez, hija mayor, manifestó que esta actividad ha involucrado a varias generaciones, de la abuela, hijas y nietas.

Cuenta que todos los días instalan la venta frente a la Catedral de 17 a 22.30 horas, luego se dedican a recoger todos los implementos y trasladarse a su vivienda a donde generalmente llegan a las 24 horas.

“Cada día utilizamos de 10 a 15 libras de harina para elaborar unos mil buñuelos”, comentó Méndez, mientras encendía un ocote y lo colocaba en el mostrador, el cual anuncia que esa noche habrá buñuelos.

La preparación de estos bocadillos comienza a las 14 horas, con el batido de la masa de harina de trigo, que incluye huevos, bicarbonato de soda, anís y agua, además hacen miel, con la que posteriormente los bañan.

“El desvelo no ha sido excusa para que todos los días nos esforcemos por preparar estos bocadillos que tienen un precio de Q5 la porción y su mayor demanda es a fin de año”, dijo.

“Es admirable el trabajo que realiza esta familia, pues no es fácil preparar estos deliciosos platillos que son parte de nuestras tradiciones. La mayoría de quetzaltecos que asisten a la catedral o al parque central disfrutan de este postre”, expresó Elizabeth Xicara, ama de casa.