Quetzaltecos de La Esperanza se esmeran en Festival del Barrilete

Familias de La Esperanza, Quetzaltenango, se reúnen cada 2 de noviembre en el Cementerio Municipal para observar el concurso de barriletes y visitar a sus difuntos.

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Reinas de belleza participaron en la actividad. (Foto Prensa Libre: Fred Rivera)
Reinas de belleza participaron en la actividad. (Foto Prensa Libre: Fred Rivera)

La creatividad, talento y habilidad se unieron este jueves en la presentación y competencia del mejor barrilete. Esta actividad la organiza la agrupación Profestival del Barrilete, integrado por vecinos y reinas de belleza del municipio.


Bonifacio Alvarado Loarca, presidente de la agrupación, indicó que el concurso se hace desde hace 32 años, y nació por la idea de una universitaria de la carrera trabajo social del Centro Universitario de Occidente.

“Hoy vienen muchas familias al cementerio y almuerzan aquí, porque se busca el contacto con las almas y los espíritus, por eso se hacen los barriletes; además existe la creencia de que los muertos salen el 1 de noviembre y regresan a las tumbas al mediodía del 2 de noviembre”, indicó Alvarado Loarca.

Julio Rodas, quien visitó el cementerio, dijo que los barriletes son parte de la comunicación entre los vivos y muertos.

Ixmucané Ixtabalán, Flor del Maíz, de La Esperanza, refirió que este festival es un intercambio de colores y talento. “Que bonito es ver el cielo de nuestro municipio pintado de colores; además es una actividad que ya tiene más de 30 años de tradición y de unión familiar”.


Bryan Say, quien elaboró junto a un grupo de jóvenes un barrilete de 6 metros, expuso que se identifican como jóvenes con las costumbres de La Esperanza.

“Durante un mes y seis meses estuvimos elaborando el barrilete, está hecho con varillas de madera, papel de china y papel lustre y gastamos más de Q1 mil”, comentó.

El barrilete tenía un búho gigante en el centro, que representa la sabiduría, y una calavera por el Día de los Santos. También llevaba colores del traje típico de la localidad.

Además de la convivencia familiar los niños que ahora se encuentran de vacaciones aprovecharon para volar sus barriletes, en medio, y algunos parados, sobre las tumbas.

Bomberos Voluntarios y la Policía Nacional Civil patrullaron el cementerio y sus cercanías para evitar inconvenientes entre los visitantes, que abarrotaron el camposanto.