Esta vez la mayoría republicana se muestra más unida con la filosofía de la reforma tributaria, que contiene fuertes rebajas de impuestos a personas y empresas, y que simplifica las normas y trámites fiscales. La meta es aliviar a la clase media y estimular el crecimiento de la mayor economía del mundo.
No obstante nadie puede asegurar que los 52 senadores republicanos votarán a favor del proyecto.
Varios republicanos se inquietan al ver a compañeros de partido apartarse de la ortodoxia presupuestal que defendían en la era de Barack Obama.
La reforma que será puesta a votación puede aumentar el endeudamiento de Estados Unidos en un billón de dólares en 10 años y eso genera resquemores.
Otros miembros del partido negocian su voto a cambio de modificaciones; como por ejemplo ventajas para familias con niños o la obligación de contar con un seguro de salud; uno de los pilares del Obamacare. Incluso, la tasa final de impuesto a las sociedades podría ser de 21 o 22% en vez del 20% pedido por Trump. Actualmente es de 35%.
“Los republicanos tienen el Senado, los republicanos tienen la Cámara de Representantes, los republicanos tienen la Casa Blanca. Eso es muy inusual. Debemos aprovechar esa oportunidad para liberar a nuestra economía”, dijo el miércoles Trump en un discurso.
Y, casi en tono de campaña electoral, afirmó: “vamos a ganar, ganar y ganar”.