La Municipalidad de Guatemala y la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) aseguran que las viviendas están fuera de peligro; sin embargo, al hablar de este tipo de sucesos es inevitable recordarse de las tragedias ocurridas en 2007 y 2010 en las zonas 2 y 6, cuando varios inmuebles fueron engullidos por la tierra y en la cual se lamentaron muertes.
Y es que la razón es la misma. El sistema de colectores de la ciudad de Guatemala que tiene más de 50 años y que, según expertos en ingeniería, no fueron diseñados para soportar las cargas de agua, tanto pluviales como negras, que se generan hoy en día.
Además, si bien es cierto, las viviendas no corren ningún peligro, en un informe que la Conred entregó a los vecinos el pasado 2 de junio, reconoce que es “inminente un colapso del sistema de drenaje”, y que esto “pondría en riesgo la vida y los bienes de los habitantes del sector”, aunque no menciona a las viviendas.
“La verdad es que las viviendas que están en el carril auxiliar de El Periférico aún no están comprometidas”, dijo recientemente el subdirector de la Conred, Mynor Monroy, subsecretario de Gestión de Reducción de Riesgo de dicha institución.
Pero el temor sacude la calma de los vecinos de la colonia Centroamérica. Pero ¿Debería preocupar al resto de los citadinos?
No es algo natural
El geólogo Manuel Mota explicó que el deterioro del sistema de drenajes y colectores no es producto de un fenómeno natural, como una falla geológica, por ejemplo. Más bien dice que la evidencia apunta a que no se le ha dado el mantenimiento adecuado.
Precisó que problemas de desgaste del sistema de drenajes y colectores ocasionó las tragedias del 2007 y 2010, pero no fue algo que ocurriera de la noche a la mañana. El proceso de deterioro que terminó con el agujero de la zona 6, comenzó 20 años atrás, calcula el experto.
El problema, añadió, es que los sistemas fueron creados para soportar cierta cantidad de agua y el crecimiento poblacional sumado a los cambios en el régimen de lluvias, que suele llover más en menos tiempo, hacen que estos colapsen.
Recordó que aparte de los dos grandes agujeros que se formaron en el norte de la capital, también ha habido reportes de hundimientos, aunque de menor intensidad, en otros sectores de zona 7 y sobre la calzada Roosevelt, bajo el puente del Anillo Periférico, en septiembre del 2019.
Al ser consultado acerca de si las cavernas que se formaron en la colonia Centroamérica, es un hecho aislado, Mota dijo que “zonas de riesgo pueden haber muchas” toda vez “haya sistema de drenajes sin mantenimiento”.
Desgaste
El geólogo refirió que el valle de la capital está formado por depósitos de arena volcánica, material que, aunque es estable, también pueden ser erosionado por la lluvia. En tal sentido, explica que cuando se presiona demasiado el sistema de drenajes estos pueden romperse y poco a poco ir desgastando la tierra.
“Es como cuando en su casa usted tiene una bomba de agua con tubería para soportar cierto paso de agua, pero si le mete más presión la tubería se va a reventar”, ejemplificó Mota.
A tiempo
Mota expuso que los agujeros de las zonas 2 y 6, primero pasaron por la fase en que se encuentra la situación de las cavernas de la zona 7 hoy en día, por lo cual, aún se está a tiempo de prevenir un mal mayor.
“Todo lo que se vive ahorita —en la zona 7— es lo que pasó en las zonas 2 y 6, la gente tenía años de estar reportando grietas, hundimientos y retumbos. Digamos que la tierra avisó y no se le puso atención”, subrayó.
A diferencia de aquellos años, las alertas, noticias y denuncias, ahora se pueden difundir con mayor rapidez, lo cual puede ser una ventaja.
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La Asociación de Ingenieros Jubilados de Guatemala (Asijugua) señaló que los colectores se han roto porque han funcionado como una tubería de agua, “a presión y sección llena”, cuando fueron diseñadas para que funcionaran como canales.
Además, afirma que estos sistemas en su inicio contaban con medidas de seguridad para lidiar con caudales excesivos, como los que se producen con las tormentas, pero que ya no existen. A eso se suma que las salidas de los colectores, en algunos lugares, están parcial o totalmente bloqueados por basura, como ha sucedido en el vertedero de la zona 3.
Asijugua criticó que, hasta hoy, el tratamiento que se le ha dado a las emergencias es “paliar el efecto, pero sin dar ningún tratamiento a la causa”. Los problemas se agravan durante la época de lluvia y más porque las personas suelen utilizar los tragantes como basureros, lo que causa más presión en las tuberías.
Al respecto, la oficina de Comunicación Social de la Municipalidad de Guatemala afirmó que “todos los colectores reciben constante mantenimiento” y que los agujeros del 2007 y 2010 en las zonas 6 y 2 se formaron por problemas “ajenos a los colectores”.
“A los más de 45 mil tragantes de la ciudad se les da constante mantenimiento con las diferentes cuadrillas de Empagua, Limpia y Verde, incluso con camiones Vactor”, especiales para la limpieza de alcantarillados, informó la oficina.
Enfatizó que lo hundimientos ocurren “en todas partes del mundo”, y al respecto de si se podría hacer alguna gran inversión para renovarlos, respondió que “siempre se están actualizando los planes de mantenimiento”.
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En la colonia Pablo Sexto pasa un problema idéntico.
Bajo el bulevar principal basa una red de drenajes que conduce las aguas pluviales y servidas hacia el norte, pero desde hace varios años ocurren hundimientos, unos más grandes que otros, que han puesto en riesgo la vida de las personas y las viviendas.
El más reciente ocurrió el 3 de junio último. Cada vez que se forma uno, la comuna corre a cambiar tuberías y rellenar los agujeros, pero las autoridades no tienen en sus planes ejecutar una solución integral, que reduciría el riesgo que corren hoy en día quienes transiten en el lugar.
Los cerca de dos kilómetros de tubería del lugar fueron instaladas hace 21 años con recursos del extinto Fondo Nacional para la Paz, por esta razón, la comuna cree que debe ser el Ministerio de Comunicaciones (CIV) quien ahora haga el reemplazo. El costo podría rondar los Q40 millones, dijo el vocero municipal Mynor Espinoza.
Para mientras, “como municipalidad seguimos haciendo trabajos de mitigación y cambiamos la tubería donde se suscitan estos hundimientos” en lo que reciben una respuesta, añadió el portavoz, .
El CIV dijo que el bulevar es una calle urbana y no una carretera principal por lo que es responsabilidad de la comuna y que si hacen inversiones en una jurisdicción municipal puede tener reparos de de la Contraloría General de Cuentas.
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Mota expuso que toda obra humana es susceptible de ser revisada y de recibir mantenimiento porque si no dejará de funcionar. “Aunque digan que no tienen recursos lo menos que pueden decir es ‘aquí está mi plan’”, remarcó.