Justicia

Inhumados como XX: Los esfuerzos del Inacif y la tecnología para identificar a víctimas de la violencia homicida en Guatemala

EL Inacif hace esfuerzos por reducir los tiempos para identificar a personas que han sido víctimas de la violencia homicida que vive el país.

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En la morgue del INACIF en la capital del país muchas personas llegan para intentar identificar a familiares desaparecidos. Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL.

En la morgue del INACIF en la capital del país muchas personas llegan para intentar identificar a familiares desaparecidos. Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL.

El domingo 10 de julio pasado fue de nuevo de cifras oscuras para el país. Ese día murieron en forma violenta 14 personas en el país y en su mayoría en el área metropolitana. Superó en dos crímenes violentos la media que mantiene Guatemala en los últimos años.  

Dos días antes el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) reveló que entre enero y junio pasado fueron asesinadas en Guatemala 2 mil 119 personas, algo que contrasta con las estadísticas del primer semestre del 2021 que fue de mil 927.  

Un aumento del 9,9 por ciento, según el Inacif, que registró 192 homicidios más en este semestre de 2022 en relación con el año anterior.  

Esos datos ponen una media de crímenes violentos de casi 12 al día, y aquel domingo superó ese dato.  El 63 por ciento de los homicidios fueron cometidos con armas de fuego. El resto fue con arma blanca y por estrangulación, según los datos oficiales.  

Los hombres siguen liderando la tabla de víctimas, mientras que los asesinatos de mujeres aumentaron en un 15,5 % en comparación con los primeros seis meses de 2021. 

El Inacif detalló que 341 mujeres fueron asesinadas este año, mientras que de enero a junio de 2021 se reportaron 295 crímenes.  

La búsqueda 

Rosario Mendoza* vive en la colonia Villa Lobos II, zona 12 de Villa Nueva, un lugar declarado por la Policía Nacional Civil (PNC) como área roja por la incidencia criminal que persiste debido a la lucha entre pandillas y otros fenómenos criminales.  

Ella espera paciente afuera de la morgue del Inacif. Busca a su hijo de 19 años, quien desapareció desde aquel infausto domingo 10 de julio. Ha ido a hospitales, colonias cercanas, cementerios y como última instancia la morgue, porque quiere encontrar a su hijo, quien desapareció desde el mediodía.  

Supone lo peor, aseguró, aunque quiere descartar que su familiar sea una víctima más de la violencia homicida que se vive en el país. Espera hallarlo con vida, aunque está consciente de la situación.  

Y no es la única. A diario, al mismo lugar, y en otras morgues del país, se repite el patrón de la búsqueda de personas desaparecidas.  

Para la coordinadora del área de ciudadanía y violencia del Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), Karla Campos, el tema de las desapariciones no es nuevo y es algo que sigue doliéndole a la población guatemalteca.  

“Si le preguntamos a cualquier víctima, ya sea del pasado o del presente, cuando se le desaparece una persona, las implicaciones psicológicas son exactamente las mismas. Demasiada angustia y dolor por esa ausencia e incertidumbre”, expresó.  

Agregó: “Una falencia que tenemos como Estado es que no hay un sistema de búsqueda para los hombres adultos, y que suponen una mayoría en este tema”.  

En el caso de las mujeres, expresó Campos, está la Isabel-Claudina y para niños y niñas la Alerta Alba-Keneth, y eso ayuda muchas veces para tener luz en el tema, aunque requieren actualizaciones urgentes.   

Aun así, con la fundación del Inacif, la identificación de cadáveres ha mejorado y se ha reducido esa brecha histórica de inhumaciones como XX. 

Las inhumaciones XX 

Antes de la creación del Inacif la tarea por identificar se hacía complicada no solo por la falta de tecnología, sino por el pasado que dejó el Conflicto Armado Interno. 

Sin embargo, desde hace 14 años la brecha por las inhumaciones XX se ha reducido debido a la tecnología, estudios y análisis que hace el personal del Inacif, según el director de morgues del Inacif, Elmar González.  

De 2008 a mayo de 2022 la institución sepultó a 6 mil 413 personas como XX, entre hombres, mujeres e indeterminados, según la clasificación que hacen. 

Hombres inhumados como XX suman 4 mil 823, mientras que las mujeres alcanzan la cifra de 993. Los indeterminados, que corresponden a osamentas, restos óseos y cadáveres en estado de putrefacción, suman los 597. 

Del 1 de enero de 2017 al 31 de mayo el Inacif practicó 54 mil 342 necropsias, en las cuales han utilizado como métodos para esclarecer la identidad de las personas el Documento Personal de Identificación (DPI), 48 mil 819; el Sistema Automatizado de Identificación de Huellas Dactilares (Afis, en inglés), 7 mil 739; genética forense, 470; antropología forense, 8; y mil 306 no identificados e inhumados por la institución. 

El top cinco de los rangos de edad de las necropsias lo ocupan los casos en que “no indican edad” con 501, seguido de menores de un año, 152; de 18 a 30 años, 176; de 31 a 40 años, 164; y de 61 años en adelante, 108.  

Guatemala, Petén, Escuintla, Quetzaltenango, Suchitepéquez, San Marcos, Huehuetenango, Chiquimula, Alta Verapaz y Sacatepéquez son los diez departamentos que suman más casos de cadáveres levantados como XX, entre enero de 2017 y mayo de 2022. El 60% son hombres, el 12% mujeres y 27% indeterminados.  

Las cinco principales causas asociadas a hechos criminales – en investigación – en esa misma fecha resaltan por heridas por proyectil de arma de fuego, arma blanca, asfixia por suspensión, por ligadura de cuello y por estrangulación.  

Mientras que las causas asociadas a accidentes de tránsito, a enfermedad común y sus complicaciones – en estudio de investigación – las dividen en intoxicaciones, asfixias por broncoaspiración y asfixias por soterramiento. Además, traumatismos por hechos de tránsito, causas clínicas y en estudio por causa a determinar.  

La tarea científica 

De acuerdo con el director de morgues del Inacif, Elmar González, identificar un cadáver lleva hasta diez días. Aun cuando algunos llegan con una identidad que proporciona el Ministerio Público, indicó, ellos llevan a cabo un proceso de necro identificación, que es bastante minucioso, para dar una certera identidad.  

 En esta tarea se analiza la ropa, cómo iba vestido, que color de zapatos y todos esos detalles que muchas veces se les pregunta a los familiares que reportan a personas desaparecidas, explicó el director de las morgues.  

 “Todos esos datos se documentan para tener un parámetro e incluirlos en la búsqueda que se está haciendo. Luego de eso, el médico hace el examen externo. Esta es una de las pericias más importantes porque es donde se mira la estatura, el peso, los dientes, se observan tatuajes, lunares, cicatrices y todas las características individuales”, explicó.  

 En ese momento, añadió, se toman las huellas dactilares, se hace un estudio de odontología y en algunos casos, que vienen muy degradados, se recurren a estudios de antropología para poder determinar la edad y el sexo. Es un proceso que lleva muchas disciplinas, refirió.  

González asegura que hay otros casos que requieren de más tiempo para identificarlos. Hay casos de cadáveres que llegan quemados, o “que vienen totalmente carbonizados. Hay que buscar un lugar donde se puede extraer el ADN y hay que ver las muestras dentales. Y los casos que vienen en estado de putrefacción también es muy difícil porque ya no hay huellas dactilares o en gente que fallece y no es del país, que son migrantes y no tenemos ninguna base de datos donde poder cotejar sus huellas”.  

Muchos cadáveres esperan por ser identificados en los cuartos fríos de las diez morgues que hay en el país. A diario llegan personas como Rosario Mendoza* para verificar en la base de datos de Inacif si allí está algún familiar.  

Revisan fotografías de rostros, de tatuajes, de lunares, de prendas de vestir. Y por medio de eso intentan que se identifique al cadáver que aguarda hasta 15 días antes de ser enviado a un cementerio.  

 El registro de Inacif persiste, como la búsqueda de miles de desaparecidos desde hace 14 años.