Migrantes

Guatemaltecos cuidan a otros guatemaltecos en las cortes de inmigración

La barrera más difícil de superar para un migrante es el idioma, un problema que enfrentan miles de guatemaltecos que están en medio de procesos de inmigración sin saber hablar español ni inglés y terminan aceptando responsabilidades y su deportación a Guatemala.

En los últimos años ha aumentado el número de indígenas guatemaltecos que migra al norte y que no sabe hablar ni español ni inglés. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

En los últimos años ha aumentado el número de indígenas guatemaltecos que migra al norte y que no sabe hablar ni español ni inglés. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Si migrar de forma irregular a EE. UU. es difícil, para aquellos que lo hacen sin saber inglés ni español es peor aún, como el caso de miles de indígenas guatemaltecos que empujados por la pobreza en las áreas rurales han emprendido el viaje, a pesar de que solo hablan su idioma materno.

La problemática se agrava debido al escaso número de traductores que son capaces de dominar un idioma maya y el inglés, por tal razón, el “sueño americano” de estas personas se transforma en pesadilla cuando, al llegar a la frontera no entienden qué les dicen los oficiales fronterizos de EE. UU. muchos de los cuales dan por hecho que hablan español por ser de Guatemala.

Guatemaltecos en aquel país que prestan sus servicios como traductores coinciden en que en los últimos años se ha disparado el número de personas que migran irregularmente a EE. UU. y que solo hablan su idioma maya.

Entre los idiomas predominantes entre los migrantes irregulares indígenas que llegan a EE. UU. están: el mam, el k’iche’ y el q’anjob’al, aunque en los últimos dos años se ha visto un incremento considerable de personas que hablan q’eqchi’ y poqomchi’.

Según la Academia de Lenguas Mayas, los primeros tres idiomas se hablan en San Marcos, Quetzaltenango, Huehuetenango, Totonicapán, e incluso partes de Retalhuleu y Suchitepéquez.

Una fila de migrantes espera a entregarse a la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos. Foto del año pasado cuando hubo una explosión de migrantes en esa frontera. (Foto tomada de cbp.gov)

Mientras que el q’eqchi’ es el idioma en Petén y Alta Verapaz, y el poqomchi’ se habla en algunos municipios de este segundo departamento.

Aunque no hay alguna autoridad que clasifique la llegada de migrantes de acuerdo con su idioma materno, el referente más cercano que hay sobre migración desde estos lugares, las deportaciones, confirman que de esos departamentos era el 65 por ciento de los guatemaltecos que fueron retornados de enero a noviembre pasado.

Hacen falta traductores

Aldo Waykan tiene casi 30 de vivir en EE. UU. Es originario de Huehuetenango y habla q’anjobal’ y akateko. Desde hace años sirve como traductor en cortes de inmigración. Vía telefónica confirmó que “existe una demanda alta” de traductores indígenas que hablen inglés y algún idioma maya.

Waykan afirma que la población indígena es la más afectada por la falta de acceso a educación lo que queda demostrado cuando los migrantes llegan a la frontera y se enfrentan a un sistema migratorio sin ningún conocimiento y no saben ni siquiera como llenar un formulario, mucho menos prepararse para encarar una entrevista para solicitar asilo, con lo cual muchas veces terminan aceptando culpas que no les corresponden e incluso su deportación.

Migrantes en El Paso, Texas. (Foto Prensa Libre: AFP)

El líder migrante considera que los consulados guatemaltecos deberían contar con personas que ofrezcan esa traducción o crear una línea de emergencia para ayudar a estos guatemaltecos. Contó que en algunos consulados sí hay algunos trabajadores bilingües, pero, por ejemplo, “en el de Los Ángeles no dejan entrar a nadie sin cita” y esta se tiene que hacer en español.

Riesgos

 

Los migrantes irregulares que no saben ni siquiera español, indica Waykan, muchas veces son víctima de abogados que cobran hasta US$15 mil solo por llenar una solicitud de asilo político, aunque desde el principio saben que por el tipo de caso su cliente no tiene posibilidades de quedarse.

“El sector indígena es el que termina sufriendo las consecuencias de la falta de educación en Guatemala, porque yo he visto que hablando español uno puede tener acceso a los medios de comunicación, pero es muy difícil para una persona que solo habla para sobrevivir”, comentó.

“Hace unas semanas un señor pidió su deportación porque no entendió el proceso y terminó siendo deportado cuando anhelaba estar aunque sea uno dos años para pagar su deuda”, añadió.

Actualmente, agregó Waykan, en EE. UU. apenas hay unos 10 traductores de q’anjobal’-inglés, razón por la cual recientemente creo una plataforma digital llamada Asociación de Intérpretes Mayas Americanos (Maia, en inglés) por medio de la cual tratan de concentrar a más traductores para prestar servicios sin la intención de lucrar.

Confianza

Ilse Vaides, otra guatemalteca que presta servicios de traducción en las cortes de inmigración, coincide en que hacen falta traductores para que los migrantes guatemaltecos puedan optar a presentar su caso y ser tratados con justicia.

“Cuando no hay quien los ayude se sienten desprotegidos. Cuando yo estoy en las cortes veos sus semblantes tímidos, pero cuando llego yo y les hablo se sienten más en confianza”, relata Vaides, quien acostumbra a acudir a las audiencias con su traje típico de Tac Tic, Alta Verapaz, de donde ella es originaria.

Vaides enfatiza en que desde hace unos dos años ha habido un incremento de migrantes guatemaltecos desde las Verapaces y han aumentado los requerimientos para las traducciones que hace, tanto en q’eqchi’, idioma que se habla en Alta Verapaz y en Petén, como en poqomchi’, el dialecto de su pueblo natal.

Ilse Vaides traduce el inglés para los guatemaltecos en EE. UU. que solo hablan q’echi’ y poqomchi’. (Foto: Cortesía)

Al igual que Waycan, Vaides considera que los consulados de Guatemala deberían implementar proyectos para garantizar la traducción a los migrantes que no hablan español ya que actualmente en esas sedes diplomáticas no cuentan con personal especializado, por lo menos de q’eqchi’.

“Se necesitan más traductores, hacen falta por la gran cantidad de gente que está llegando a la frontera”, precisó Vaides.

Sí hay traductores

 

La Cancillería guatemalteca afirmó que los consulados sí cuentan con personal bilingüe en idiomas mayas, aunque solo “algunos” también hablan inglés, pero no tienen una plaza de traductores como tal, sino que es personal que labora en esas sedes diplomáticas.

Migrantes e hijos de inmigrantes protestan en contra de las deportaciones. (Foto Prensa Libre: AFP)

La portavoz Marta Larra explicó que también mantienen contactos con una escuela pública del condado de Anne Arundel, Maryland, y el Centro Maya Guatemalteco en caso sea necesario hacer traducciones.

Además, destacó, que también se les atiende en el centro de llamadas y se difunden videos en sus idiomas de origen.

Caso

 

El medio The New Yorker publicó recientemente el caso de un guatemalteco que fue separado de su hijo por no hablar español ni inglés, durante la política tolerancia cero de la administración de Donald Trump y que conllevó la separación de familias.

Mario Pérez Domingo y su hija de 2 años fueron detenidos por la Patrulla Fronteriza quien acusó al padre de falsificar el certificado de nacimiento de su hija.

Un agente preguntó a Domingo en español si había “pagado el certificado”, y Domingo dijo que sí, refiriéndose a la cantidad que se paga pro el documento al Registro Nacional de las Personas, por ese motivo porque los guatemaltecos pagan una pequeña tarifa al registro civil por los certificados de nacimiento, por ese motivo lo acusaron de haber comprado fraudulentamente el certificado y de que la niña no era su hija.

Durante la audiencia penal de Domingo solo le proporcionaron un traductor al español. En el estrado, seguía hablando que le habían arrebatado a su “hijo”, pero en realidad era su hija.

Cuando Martín se involucró, Domingo había sido transferido de McAllen, por lo que hablaron por teléfono. En menos de cinco minutos, Martín tuvo los hechos del caso. Le pregunté si Domingo hablaba español. “No hasta el punto en que realmente podría explicarse o ser capaz de entender lo que estaba pasando”, dijo Martín.

Finalmente, el padre pudo reunirse con su hija solo después de hacerse una prueba de ADN, un mes después, luego salieron libres.

The New Yorker cita a abogados para quienes la barrera del idioma pudo haber contribuido a la múltiple separación de familias durante la implementación de tolerancia cero.

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