Sólo en Baviera se vendieron cerca de 6.4 millones de árboles de Navidad, de acuerdo con la Asociación de la Industria Maderera Alemana. En Múnich y Núremberg se preparan para eliminar cerca de 200 toneladas.
Sin embargo, la tarea no supone un gran coste para los municipios. Según el director del departamento de reciclaje de la ciudad de Núremberg, Gerhard Bocke, éste asciende a unos 14 céntimos por habitante. Mientras, Múnich calcula hasta 50 euros por tonelada de árbol de Navidad.
En muchos municipios de Renania del Norte-Westfalia los bomberos u organizaciones sociales se encargan de recoger los árboles a cambio de pequeñas donaciones con las que mejoran sus cuentas. Además, los bomberos de la localidad de Ahlen ven la recogida como un ejercicio “ya que los agentes deben entrar en cada calle una vez al año con grandes vehículos”, comentó su responsable, Walter Wolf.
En muchos otros lugares, sobre todo en las zonas rurales de Renania del Norte-Westfalia, los scouts se encargan de eliminar los árboles de Navidad. “Parte de ellos los llevamos a almacenes, parte los guardamos para Pascua o para las hogueras de campamento”, declaró Tobias Regesch, de la asociación de scouts alemana St. Georg (DPSG). Con los donativos que reciben por retirar los árboles los scouts financian en muchos casos sus campamentos de verano.
La mayoría de los abetos de Alemania se cortan en trozos o se destinan a abonos ecológicos. La ciudad Speyer, en Renania Palatinado, hacen las dos cosas: las ramas y hojas van para generar abono y la madera se corta en trozos.
Las hojas que no han estado en contacto con velas u otro tipo de decoración acaban en muchas ciudades en los zoológicos como alimento para los elefantes o como juguete para otros animales. “No es una comida muy apetitosa, pero se la comen”, dijo un portavoz de Wilhelma, zoo y jardín botánico de Stuttgart. El abeto cortado es también un buen entretenimiento para los paquidermos, comentó. “Otros animales como los felinos encuentran el olor interesante”, agregó.
En el zoológico de Hellabrunn, en Múnich, los monos también se divierten un poco con el juguete verde y en el de Fráncfort los rinocerontes se entretienen con él. La última variante es como decoración en sitios como en las jaulas de los pájaros, comentan desde Stuttgart.