Los genes tienen seguramente algo que ver con su longevidad -su madre murió a los 91 años y unas de sus hermanas a los 107- hasta el punto que su ADN será estudiado en la universidad de Harvard.
Este mujer enérgica vive en un apartamento de dos habitaciones y sólo aceptó ayuda el año pasado. “Con la fuerza de la voluntad todo es posible”, afirma.
Esa misma fuerza le llevó, en 1938, a separarse de su marido violento, que le pegaba, poco después de que perdieran a un bebé de siete meses.
Cando tenía anemia, un médico le recomendó comer dos huevos crudos y uno cocido cada mañana, un consejo que siguió hasta los 110 años, lo que supone cerca de cien mil huevos en toda una vida.
Fue así como a los 39 años, en una época en la que no existía el divorcio, decidió vivir sola “porque no quería depender de nadie”, explicó en febrero al New York Times.
Hasta los 75 años fue obrera en el sector textil y ha vivido casi toda su vida en la pequeña localidad de Verbania, en el Piemonte, cerca de Lago Mayor, cuyo clima le había recomendado un médico.
A los 20 años, cuando tenía anemia, otro médico le recomendó comer dos huevos crudos y uno cocida cada mañana, un consejo que siguió hasta los 110 años, lo que supone cerca de cien mil huevos en toda una vida.
Quizás sea este el secreto de su buena salud, certificada por Carlo Bava, el médico que la cuida desde que tenía 90 años.
“Es consciente de la suerte que tiene de seguir viva”, aseguró el médico en el New York Times. “Si todos mis pacientes fueran como ella me habría pasado la vida leyendo el periódico”.