IDEAS

El espejismo del mundo sin plástico

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Prohibir el plástico de un solo uso —aparte de presentarlo como un gran “logro” en la cumbre climática de la ONU— solo servirá para encarecer y complicar el nivel de vida de las personas, pero no tendrá mayores resultados en reducir la contaminación por desechos sólidos.

Las prohibiciones a las bolsas de plástico y los impuestos “verdes” no dan resultado porque no enfrentan el verdadero problema: la creciente generación de desechos en las sociedades modernas. Son simplemente una medida populista para engañar a las personas haciéndoles creer que se está haciendo algo, cuando en la práctica no tienen mayor efecto. Con el añadido de que representan más gastos, riesgos e incomodidades para los consumidores, y muchas probabilidades que el ambiente quede peor que al principio.

Adicionalmente, en estas decisiones nunca se considera que la “huella ambiental” —es decir el efecto que sobre el ambiente tendrá un producto a todo lo largo de su existencia— es mucho mayor para casi cualquier alternativa en la que se usa el plástico. Esto queda muy claro al utilizar la metodología del análisis del ciclo de vida para examinar los efectos sobre el medioambiente que tienen los productos. Bajo este análisis, por ejemplo, una botella de plástico tiene una menor “huella” que una de vidrio, porque por ser su peso menor, se requiere mucho menos recursos —energía, combustible— para transportarla.

No podemos negar que estamos en la era de los plásticos, ni que éstos forman un cierto porcentaje de los desechos generados por la humanidad —todo el desecho plástico, no solo las bolsas y pajillas, constituye alrededor del 9% en Guatemala, según las mismas cifras del MARN—. Para muchos esto es un dilema difícil de resolver y se decantan por una mentalidad “anti-plástico”, pero ello equivale a menospreciar completamente el estilo de vida moderna, ya que ésta depende en buena medida de los plásticos. La pregunta entonces es ¿cómo reconciliar esa dependencia de los plásticos con el cuidado del medioambiente?

En un estudio realizado hace unos años por el Grupo de Trabajo sobre Desechos Marinos del Centro Nacional para el Análisis y Síntesis Ecológica de la Universidad de California en Santa Bárbara, se estableció que si bien es cierto la cantidad de desechos plásticos en vertederos y en el ambiente continuará aumentando, cada vez será menos ya que pronostican que para el 2050 se reducirá casi completamente la producción de desechos plásticos porque más o menos la mitad se incinerará —principalmente para producir energía— y casi toda la otra mitad se reciclará. O lo que es lo mismo, llegará el momento —en apenas unos 30 años— en que la humanidad habrá resuelto, de una manera económicamente sostenible, el “problema” del plástico.

Si realmente nos interesa la preservación del medio ambiente, el enfoque debe centrarse en cómo reducir lo más posible la generación de desechos y en cómo tratarlos para reciclar la mayor cantidad posible. Ambas cosas pasan por soluciones económicamente viables y no por la imposición de restricciones e impuestos de parte de los gobernantes.

' Son simplemente una medida populista para engañar a las personas haciéndoles creer que se están haciendo algo.

Jorge Jacobs

Otra línea de acción debe ser concientizar a las personas de la importancia de no tirar los desechos en la calle y utilizar los servicios de recolección de desechos en sus casas. Una vez los desechos lleguen a donde tienen que llegar, las probabilidades de que se recicle todo lo que se pueda reciclar aumentan considerablemente. Así también, las posibilidades de que los desechos vayan a dar a los ríos, lagos y el mar disminuyen. Y por supuesto, en nuestro país, presionar a las municipalidades para que traten adecuadamente los desechos sólidos, en lugar de tirarlos a las aguas.

ESCRITO POR:

Jorge Jacobs

Empresario. Conductor de programas de opinión en Libertópolis. Analista del servicio Analyze. Fue director ejecutivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).

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