EDITORIAL

Actitud incluyente

Existen dramas que pasan inadvertidos en el barullo cotidiano y necesidades concretas de determinados grupos de guatemaltecos sobre las cuales aún prevalece un enorme silencio. Valga la metáfora que evoca percepciones auditivas como una paradoja de los retos y dificultades que una discapacidad auditiva puede representar para una persona desde su infancia.

Solo quienes tienen un ser querido con esta condición pueden lograr un nivel de empatía proporcional a la urgencia de adoptar actitudes más proclives al servicio, la comunicación y la inclusión que merece este tipo de capacidades diferentes.

En enero del 2020 se aprobó la Ley de Lengua de Señas en Guatemala. Transcurrió año y medio para que se creara su reglamento de aplicación, que fue finalmente emitido en junio último. Se trata de un paso trascendental, puesto que se oficializa la obligatoriedad, para planteles educativos, de contar con docentes capacitados en ese lenguaje para atender a alumnos con discapacidad auditiva, una condición que surge por diversas causas: congénitas, uso de ciertos fármacos en el embarazo o accidentes en la infancia.

Sin embargo, la necesidad no termina allí, pues sería de gran ayuda contar con traductores de lengua de señas en dependencias públicas, hospitales, juzgados y oficinas de emisión de documentos. Con frecuencia, las personas sordas deben expresarse por escrito, y a veces simplemente se quedan sin poder recibir la atención necesaria.

En el país solo existen alrededor de 95 traductores certificados, por lo cual el reciente reglamento conlleva un desafío que no debería ser tomado como una imposición, sino como una oportunidad de brindar mayor inclusión.

Vale subrayar que existe una creciente conciencia de su importancia. Es así como cerca de 11 mil personas acuden cada año, sobre todo desde hace un lustro, a cursos de lengua de signos, en modalidad presencial o virtual. Muchos de ellos son maestros interesados en mejorar el aprendizaje de niños y jóvenes con sordera, lo cual brinda un hálito de esperanza. A la fecha, solo existe una asociación dedicada a ese tema en el país, pero en colaboración con el Comité Nacional para las personas con Discapacidad (Conadi), ya se está estructurando una metodología de enseñanza profesional en colaboración con la Universidad de San Carlos. Asimismo, está en proceso de formación la Academia de Lengua de Señas de Guatemala, que en conjunto con la norma antes dicha fortalecerá esa modalidad de expresión.

En la portada de esta edición dominical se representa, en indicaciones visuales, la forma de expresar la frase del titular: “Todos somos Guatemala”, como una invitación a practicar la actitud de inclusión mediante un acto concreto: la apertura hacia la lengua de señas, un servicio que desde hace años presta Guatevisión, en su edición dominical. El título del reportaje es otra exhortación: “Aprendamos la lengua de señas”. En él se exponen cifras y detalles de esta realidad, los cuales se enriquecen con testimonios de guatemaltecos que afrontan esta situación con valentía, optimismo, solidaridad y ánimo de superación.

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