EDITORIAL

No más excusas ni endoso de culpas

Hace una semana estaba anunciada, ofrecida, prevista, prometida, la entrega del cronograma de envíos de las vacunas Sputnik V, cuyos cargamentos se han detenido en cien mil unidades: el 1.43 por ciento del pedido convenido con un adelanto de Q614 millones, sin mayores garantías ni aseguros ni parámetros para evaluar atrasos, demoras o incumplimientos. Es tal la incertidumbre, que hasta alcanza para lanzar afirmaciones como la del mandatario Giammattei, el jueves último, al manifestar que existe capacidad instalada para administrar a diario hasta 75 mil vacunas… si las hubiera en existencia.

No repetiremos la rústica expresión del señor presidente al aludir que no podía obligar a nadie a acudir a vacunarse y acerca de lo cual dijo que no era su trabajo, pero sí es pertinente mencionar que ayer mismo un colapso digital del Sistema de Administración de Salud (Sigsa) tuvo en espera, bajo las inclemencias del tiempo, en todos los centros de vacunación, a cientos de guatemaltecos, adultos mayores que tenían cita y sí querían recibir la dosis. Es posible que sí sea trabajo del gobernante inquirir las causas de tal fallo, la falta de planes de reacción ante esa u otras contingencias y las previsiones para cuando lleguen a aplicarse 75 mil vacunas diarias, cuando las haya.

Los problemas no se solucionan negándolos ni echándole la culpa a otros. En el caso de la ciudadanía que no tenga información sobre la inmunización o que pueda tener alguna reticencia, la solución es brindar información clara, concisa, científicamente respaldada, no solo en español, sino en idiomas mayas, para que no quede un resquicio de duda o desconocimiento. Por otra parte, las improvisaciones, como el supuesto adelanto de fases dirigidas a otras edades sin que haya dosis suficientes, puede agravar la confusión en lugar de diluirla, a menos que esa sea la intención.

Los guatemaltecos merecen respeto, consideración y sobre todo la verdad de lo que realmente sucede con las seis millones 900 mil dosis pendientes. Si no hay cronograma, si no se tiene un compromiso fiable, se debe reconocer el entuerto y comenzar a buscar salidas, dentro de las cuales figura declarar la lesividad del contrato. Si la Procuraduría General de la Nación considera que puede cumplir con su trabajo, es de esperar que de oficio haya requerido el contrato de las vacunas rusas, cuyo costo de oportunidad se encarece con cada día que pasa, con cada guatemalteco que se enferma de covid-19, con cada familia que se enluta con el deceso de un ser querido por la pandemia.

Ciertamente, la demanda mundial de vacunas ha sido alta, pero aún así hubo gobiernos de países vecinos que consiguieron comprar dosis en su momento y que han avanzado en su administración. En las actuales circunstancias, es trabajo del mandatario efectuar una vehemente solicitud al Gobierno de Estados Unidos —aprovechando la visita de la vicepresidenta Kamala Harris— para poder recibir una donación de las vacunas anunciadas por el mandatario Joseph Biden. Es necesario capitalizar la estrecha relación comercial, diplomática y estratégica con dicha potencia para proveer a más guatemaltecos de una oportunidad de sobrevivencia. Con ello podría apuntalarse la expectativa de recuperación económica y reactivación del turismo, sectores productivos que a su vez pueden constituir fuertes frenos a la migración: un argumento asertivo que puede marcar la diferencia.

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