EDITORIAL

Porras y vergüenzas

Masivas y jubilosas han sido las porras de felicitación y ánimo dirigidas por guatemaltecos, dentro y fuera del país, a través de redes sociales, al joven deportista Luis Grijalva, connacional migrante en Estados Unidos, quien el viernes último logró clasificarse a la carrera final de la disciplina de cinco mil metros planos en el Mundial de Atletismo. Grijalva figura entre la élite mundial y competirá este domingo por las ansiadas medallas en Budapest, motivo por el cual desde Prensa Libre y Guatevisión le auguramos el triunfo.

Es de hacer notar que Luis fue llevado a Estados Unidos por sus padres, quienes se marcharon en busca de oportunidades de trabajo y superación. La vida no ha sido fácil ni sencilla, pero con esfuerzo y perseverancia han logrado salir adelante. Gracias a sus dotes atléticas, mostradas desde la escuela secundaria, en donde estableció marcas y llegó a ser campeón estatal estudiantil de California en cross country y 1,600 metros, Grijalva obtuvo una beca deportiva en la Universidad de Arizona.

Por su condición migratoria, Luis es, desde el 2012, uno de miles de jóvenes guatemaltecos protegidos por el programa humanitario de deportación diferida, conocido como Daca por sus siglas en inglés y cuyos integrantes son usualmente llamados “soñadores”. En el 2021, logró clasificar para la competencia de cinco mil metros en los Juegos Olímpicos de Tokio, en donde quiso representar con orgullo a su natal Guatemala, lo cual requirió de un permiso especial para poder salir de Estados Unidos sin perder su trámite migratorio. En dicha final, logró terminar en la posición 12 de 16 finalistas, pero estableció nuevo récord nacional. Hoy espera llegar al podio.

Es necesario resaltar que la vocación deportiva de Grijalva florece gracias a condiciones favorables de apoyo deportivo en Estados Unidos, en donde las propias escuelas detectan e impulsan el talento. En el territorio guatemalteco existen muchos jóvenes con fuerte vena atlética, como Faberson Bonilla, que ayer se coronó campeón del mundo en 200 metros en el Mundial de Patinaje, en Italia, pero las carencias económicas y las disfuncionalidades estatales limitan el acceso a poder desarrollar sus capacidades. Enhorabuena para Bonilla y los atletas nacionales que, como él, a pesar de la adversidad, destacan.

Por eso es una verdadera y paradójica vergüenza la actitud de la actual directiva del Comité Olímpico Guatemalteco, encabezada por Jorge Rodas, que se aferran a sus cargos sin importarles la suspensión internacional del país. Dicha sanción ya cumplió 10 meses, sin que se inmuten ni hagan nada por revertirla. Para ello tendrían que renunciar y convocar a nuevas elecciones, bajo los estatutos requeridos por el Comité Olímpico Internacional, en las cuales no entren ellos ni su planilla rival. Es la única salida. Pero la codicia de millones de quetzales del presupuesto constitucional del deporte les obnubila, así como a sus patrocinadores en el oficialismo.

Grijalva es conocido, cariñosamente, como el “quetzal volador”, por miles de compatriotas. Su segunda llegada a una final es ya un hito, y de llegar a obtener medalla, será una inmensa algarabía, tan necesaria en la actual coyuntura nacional, marcada por ambiciones de poder y extralimitaciones de funcionarios como los del COG.

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