EDITORIAL

Tesoros en nuestro suelo

Es evidente que muchas expectativas del paradigma desarrollista de comienzos del siglo XX han demostrado su falta de viabilidad y sostenibilidad con el paso de las décadas. En el caso específico de Guatemala, se planteaba, en esos años, románticamente evocados en obras literarias como Guayacán o Carazamba, de Virgilio Rodríguez Macal, la ocupación y explotación intensiva de zonas de vocación forestal sin necesariamente atender características como composición de suelos, topografía o biodiversidad endémica de la región.

Esos procesos, a menudo alentados desde el Estado, condujeron a una reducción pronunciada de la cobertura forestal que, a su vez, devino en la necesidad de establecer reservas como las que integran la Biosfera Maya, que de hecho constituye uno de los últimos pulmones verdes del continente. Dichas áreas continúan bajo fuerte presión de poblaciones que buscan asentarse y extender áreas de cultivo pese a la caducidad de ese modelo. En otras regiones del país, hay tesoros similares, también en riesgo.

A la luz de los hechos, demostrado está que la tala y quema de bosques, la destrucción de ecosistemas mediante aguas residuales o basura, así como la urbanización desordenada, sin planes inteligentes ni pertinencia cultural o ecosistémica, han devenido en complicaciones para la vida colectiva, no solo por la creciente escasez de fuentes de aprovisionamiento de agua potable, sino por los riesgos climáticos y la escasez de empleos en la provincia.

Es en las crisis donde se encuentran las oportunidades, reza una frase motivacional que podría tener bastante de acierto. Justo en un contexto mundial de mayor valoración del patrimonio natural, precisamente por los problemas ambientales globales, Guatemala tiene una gran oportunidad de reinventarse a partir de sus raíces culturales y de su tesoro forestal sobreviviente.

El ecoturismo se proyecta como una vía factible para promover el desarrollo en diversas escalas, tanto para empresas grandes como para iniciativas locales, a nivel de municipios o aldeas, que generen nuevas perspectivas de futuro. La transformación digital es clave para mejorar la difusión internacional de iniciativas y negocios locales, de cara a una competitividad global cada vez más centrada en la experiencia del usuario.

El potencial de esta nueva visión se ejemplifica con el reconocimiento otorgado por la Organización Internacional del Turismo al emprendimiento social Étnica Travel, el cual involucra a pobladores en la generación de experiencias de viaje fundamentadas en la convivencia, la cotidianidad rural y la valoración de expresiones culturales, que van desde las festividades tradicionales hasta las artesanías, gastronomía y conocimiento geográfico de los parajes locales.

Este modelo representa un desafío y una esperanza para reinventar el turismo en Guatemala. Obviamente, se necesita ir más allá de los esquemas burocráticos para poder imaginar nuevas vías, creativas y sostenibles, para aprovechar los tesoros biológicos, arqueológicos, históricos, artísticos y, sobre todo, humanos, que se encuentran en este suelo.

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