EDITORIAL

Un fallo que condena todo abuso policial

Mortales 8 minutos y 46 segundos estuvo el ciudadano afroamericano George Floyd bajo la rodilla inclemente del agente policial de Minnesota Derek Chauvin. Murió asfixiado y su agonía quedó grabada en video aquel 25 de mayo de 2020. El mundo entero atestiguó así un caso más de abuso policial, con agravantes de posible racismo, lo cual condujo a la declaratoria de culpabilidad del ahora expolicía, quien podría pasar décadas en prisión.

Está por cumplirse el primer año de ese asesinato, un caso que ha puesto a prueba al sistema de justicia estadounidense y que pone de relieve las décadas de lucha por los derechos civiles en ese país. Lamentablemente no es el primero ni el último acto de exceso de fuerza policial en contra de afrodescendientes o de latinos.

La lucha por los derechos civiles en Estados Unidos ha sido ardua, extensa y no pocas veces manchada de sangre, sobre todo por la persistencia de movimientos radicales de ultraderecha que reivindican una supuesta supremacía que más puede vincularse con necedades históricas como el nazismo que con cualquier sistema inteligente de ideas. Estereotipos y prejuicios nublan el raciocinio y llevan a sucesos barbáricos que se tornan abyectos cuando son cometidos por agentes de la ley, encargados de velar por la seguridad, la integridad y derechos de los ciudadanos. Fue esto lo que sopesó el jurado para emitir su veredicto de culpabilidad por tres cargos, el cual no estará libre de polémica precisamente por la permisividad de la que por muchos años han gozado fuerzas policiales de todo el territorio estadounidense y que se ha reflejado en fallos de absolución en casos precedentes.

“El racismo sistémico es una mancha en el alma de nuestra nación… Nadie debe estar encima de la ley. El veredicto de hoy envía ese mensaje. Pero no es suficiente. No podemos detenernos aquí”, expresó el propio gobernante de EE. UU., Joseph Biden, quien fue secundado por la vicepresidenta, Kamala Harris, quien resaltó que este es apenas un primer paso. “Hoy, un jurado hizo lo correcto. Pero la verdadera justicia requiere más”, manifestó el expresidente Barack Obama. En efecto, es necesario un proceso sistémico de combate de la discriminación por origen étnico, sexo, religión o nivel social, un problema que no solo afecta a la Unión Americana.

Sigue vigente el reto de monitorear y sancionar las conductas policiales que vulneran la dignidad de las personas. Si bien es cierto que existen detenidos con perfiles de alto riesgo, agresividad o resistencia al actuar de las autoridades, también es verdad que para eso los agentes reciben una formación técnica, legal y ética que se pone a prueba en el campo de trabajo.

En este punto es oportuno recordar que en Guatemala aún no se conocen los resultados de la investigación supuestamente emprendida por el Ministerio Público respecto de la caótica, descoordinada y violenta actuación de fuerzas policiales en contra de ciudadanos que se manifestaban pacíficamente en la Plaza de la Constitución. El origen de tan vergonzoso operativo fue la acción de vándalos en contra del Palacio Legislativo, que se cometió en total ausencia policial, tras lo cual vino la brutal arremetida. El ministro de Gobernación no ha dado explicación alguna porque la interpelación del caso ha sido bloqueada por el oficialismo. Es tiempo de que la fiscal general rinda un informe de los hallazgos o bien por falta de resultados, lo que sería elocuente.

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