EDITORIAL

Un esfuerzo con pocos protagonistas

El cuerpo diplomático acreditado en el país emitió un comunicado por el cual felicita al Estado de Guatemala por sus esfuerzos en combatir la corrupción. Lo primero que debe destacarse es que es asertivo el carácter englobante de la exhortativa, porque en términos particulares ese ha sido un esfuerzo de muy pocas instituciones y personas.

Así es el lenguaje diplomático, y por eso la congratulación debe extenderse a quienes forman una de las naciones más castigadas por ese flagelo que, ciertamente, como lo califica el boletín, “erosiona las sociedades y obstaculiza el crecimiento económico y el buen gobierno, impactando en el desarrollo sostenible y la capacidad de garantizar plenamente los derechos humanos”.

Sin embargo, los esfuerzos por reducir el impacto de la corrupción son escuetos en el ámbito gubernamental, donde muchas iniciativas se dan porque cuentan precisamente con la voluntad, el respaldo y los recursos de la comunidad internacional que extiende su brazo solidario, el cual debería conllevar mayores exigencias porque es un mal de efectos devastadores para el desarrollo nacional.

Es lamentable que desde los más altos poderes del Estado no solo existan tan pocos esfuerzos en combatir esa lacra, sino que más bien haya mezquinas alianzas para fortalecer estructuras mafiosas o por lograr bloques de poder que faciliten reducirle espacio a quienes de verdad combaten la corrupción.

El boletín del cuerpo diplomático se da en el marco del Día internacional contra la Corrupción, que se celebra hoy, pero que en nuestro caso el mayor reconocimiento debe estar dirigido a quienes encabezan dos de las instituciones más emblemáticas en ese bregar, como son el Ministerio Público y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, cuyas máximas figuras, Thelma Aldana e Iván Velásquez, son quienes más han dado la cara en un esfuerzo poco reconocido.

Del lado oficial ha ocurrido lo contrario, empezando con el presidente Jimmy Morales, quien en vez de reconocer esos logros asumió una actitud poco madura cuando sus familiares fueron sindicados de ilícitos, y en vez de apartarse intentó de manera festinada e inefectiva expulsar del país al jefe de esa oficina de la ONU.

Desafortunadamente, en esos afanes le acompaña el Organismo Legislativo, donde hay muestras claras de buscar por todos los medios poner zancadilla a cualquier avance y de lo cual pueden dar fe cuatro diputados que, incluso en unión con uno de los asesores y amigos del presidente, pagaron una millonaria campaña para desprestigiar al anterior embajador de Estados Unidos, quien incluso los calificó de idiotas.

En ese mismo organismo existen esfuerzos obstinados por chantajear con la aprobación de las reformas electorales a cambio de que el oficialismo reciba apoyo para integrar una junta directiva impresentable, capaz de posicionarse en cargos de influencia para incidir de manera directa en la próxima designación de candidatos a fiscal general, un paso decisivo en la lucha contra la corrupción y donde la comunidad internacional debe ser más firme y contundente ante las lamentables maniobras oficialistas.

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