La Navidad no es la fecha más indicada para ponerse a dieta, pero sí que es idónea para plantearse objetivos realistas, como mantenerse en el peso actual o intentar no aumentar más de una “libra”, señala Rubén Bravo, experto en nutrición.
“Para las personas que estén en su peso el límite lo ideal sería aumentar, como máximo, entre tres y cuatro libras, que no les costará perder tras las fiestas. Para quienes tengan sobrepeso u obesidad, su objetivo debe ser mantenerse, porque de lo contrario podrían subir demasiado peso en dos o tres semanas”, advierte Bravo.
Aperitivo, Bebidas, Compensar, Dulces y Economía. Son las cinco palabras claves o “regla ABCDE” que se debe de tener en mente, si se desea que la multitud de cenas, comidas y celebraciones que ocurren entre las vísperas del 24 de diciembre y el 6 de enero, no repercutan en el peso, salud y silueta.
“Las fiestas navideñas, que en algunos países se “alargan” con la presencia de otros días festivos y no laborables, es cuando más sobrepeso se gana, entre 6 y 10 libras de media”, sostienen los expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad, IMEO.
“El problema no es la celebración en sí, sino la tendencia a seguir comiendo igual en los días que la rodean y motivos no faltan: lo que el calendario deja “en blanco” se rellena con reuniones de familia, cenas de empresa y salidas con amigos”, especifica el experto en nutrición Rubén Bravo, del IMEO.
REGLA ABCDE PARA ENGORDAR LO MÍNIMO
A(peritivo). Veinte minutos antes de una comida o cena.
“A todos nos habrá ocurrido que, después de un aperitivo o picoteo típico de un domingo, afrontamos la comida posterior con mucho menos hambre”, señala Bravo.
“Si utilizamos este truco para ‘engañar al estómago’ y esquivar así las libras de más, entraremos en la comida y cena principal con mucha menos hambre y reduciremos las cantidades y las calorías ingeridas”, añade.
B(ebidas). Afrontar el alcohol con inteligencia.
Según Bravo, “si sabemos elegir bien, podemos reducir el aporte calórico de las bebidas alcohólicas hasta en un 60 por ciento, sin tener que renunciar a ellas”.
Para conseguirlo, el IMEO recomienda añadir gaseosa al vino o la cerveza; tomar el ron light (existen variedades con la mitad de calorías sin perder su sabor) con un refresco “cero calorías” o light; así como sustituir los “chupitos” (sorbitos de bebidas alcohólicas como el tequila) por una copa de champán o cava; y el vodka, por el soju, un licor coreano menos calórico.
C(ompensar). Un día restrictivo después de una comida copiosa.
“Cuando nos sentamos a la mesa los platos apetitosos, junto con la euforia de la celebración y lo embriagador de las bebidas, merman nuestra voluntad y nos hacen olvidar las promesas de adelgazar o perder peso”, señala Bravo.
Reconoce que “no se trata de pasar la festividad sin probar bocado fuera del régimen, sino de disfrutar la comida con cierta moderación y, el día siguiente, compensarlo con una dieta restrictiva”.
D(ulces). Consumirlos a partir del 20 de diciembre.
De acuerdo a Bravo, “muchas familias comienzan a comprar dulces navideños a partir de la primera semana de diciembre, incluso algunos a finales de noviembre.
Desde el IMEO recomiendan comprar los dulces navideños a partir del 20 de diciembre y en cantidades justas, ya que “es preferible hacer la compra en dos veces, para evitar que sobren después de las fiestas”, puntualiza Bravo.
E(conomizar). Platos deliciosos, saludables y baratos.
“Tanto para nuestra economía, como para nuestra salud es importante calcular las cantidades y raciones según el número de comensales para no tener que afrontar, además, la tentación de ingerir las sobras en los días posteriores a la celebración”, destaca Bravo.
Para reducir el gasto de las familias en Navidad, este experto sugiere apostar por las carnes y pescados blancos, como el pavo, la merluza o el bacalao, que son de presupuesto razonable, alta calidad nutricional y bajo aporte calórico.
A estás cinco medidas podría agregarse una sexta recomendación encaminada a preservar nuestro ánimo durante los días festivos, según el IMEO.
“Tenemos que cuidarnos para evitar que la excepción se vuelva la regla. Los empachos de estómago continuos, acompañados de las altas dosis de azúcar contenidas en el alcohol y los postres navideños, pueden disparar nuestra ansiedad y alterar el equilibrio emocional”, señala Bravo.
“Obrar con moderación nos asegurará un buen sueño y descanso, sin restarnos disfrute y celebración, y nos librará de caer en tendencia depresiva al retirar los excesos de azúcar y haber engordado varios kilos tras las fiestas”, completa.