En caso de que el órgano sea inflamado por la enfermedad de hígado graso se llama “esteatohepatitis” y puede provocar cicatrices llamadas “fibrosis”. Esta consecuencia a menudo progresa a cirrosis, que consiste en una cicatrización que distorsiona la estructura del hígado y deteriora su función, se lee en el Manual Médico MSD.
Existen dos tipos de esta patología: el hígado graso por alcohol y el hígado graso no alcohólico (NAFLD). El primero es provocado por el alto consumo de alcohol debido a que el órgano descompone la mayor parte del alcohol para que sea eliminado del cuerpo, pero el proceso de descomposición genera sustancias que dañan las células del hígado provocando inflamación y debilitando las defensas del cuerpo.
Mientras que el hígado graso no alcohólico se caracteriza por el exceso de grasa almacenada en las células hepáticas. Se divide en hígado graso simple, que consiste cuando hay poca o ninguna inflamación en las células de este órgano y todavía no han causado daño; y en esteatosis hepática no alcohólica, que es cuando ya hay inflamación, daño y grasa en el hígado, lo cual puede causar fibrosis.
¿Qué provoca el hígado graso?
Las causas del hígado graso no alcohólico no se han determinado, así como tampoco se tiene claro por que algunos hígados grasos desarrollan inflamación que avanza hasta la cirrosis.
De acuerdo con Mynor Aguilar, gastroenterólogo, los factores de riesgo de esta enfermedad son el sobrepeso y obesidad, prediabetes y diabetes tipo 2, colesterol y triglicéridos altos, presión arterial alta, pérdida de peso muy rápido, infecciones como hepatitis C y exposición a algunas toxinas, entre otros.
Síntomas y consecuencias del hígado graso
El hígado graso por lo general no causa síntomas. Pero en algunas personas representa cansancio, pérdida de apetito, náuseas, coloración amarilla en la piel o dolor abdominal. El médico internista Eduardo López recomienda visitar a un especialista cuando se tengan algunos de estos malestares, también cuando se bebe alcohol constantemente, si hay aumento o pérdida de peso repentina.
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Esta enfermedad también puede ser diagnosticada en niños. Los síntomas serán muy similares a los de los adultos.
Para determinar si se sufre de hígado graso, los médicos realizan un diagnóstico basado en análisis de sangre, estudios de imágenes como ultrasonido y en ocasiones una biopsia hepática.
Entre las principales complicaciones del hígado graso no alcohólico es la cirrosis y el cáncer de hígado.
La cirrosis ocurre cuando el tejido cicatricial reemplaza el tejido hepático sano. Cuando esta enfermedad avanza se pueden presentar síntomas como picazón en la piel, sangrado, problemas de memoria o confusión, hinchazón en los pies o en la parte inferior de las piernas e ictericia, que consiste en que la piel y los ojos de la persona se vuelven amarillos.
Tratamiento y prevención
“Para el hígado graso no alcohólico se recomienda perder peso, con lo cual puede reducir la grasa, inflamación y la fibrosis en el hígado. Hasta el momento no hay medicamentos que hayan sido aprobados para tratar esta enfermedad”, dice Aguilar.
Una de las mejores formas de prevenir el hígado graso es mantener una dieta saludable rica en frutas, verduras, cereales integrales y grasas saludables, esto también ayudará a tener un peso saludable. Además, se recomienda hacer ejercicio regularmente.
“En Guatemala, actualmente hay muchos pacientes a quienes han diagnosticado en ultrasonido hígado graso o esteatosis de una forma incompleta de estudios. En caso de que usted sea de estas personas, o conoce a alguien con este diagnóstico, puede consultarnos sin costo a los teléfonos: 2291-2323 ó 2461-3777”, indica el gastroenterólogo Aguilar.