La muestra es un enlace entre la cotidianidad de los centros rurales y la opinión cosmopolita de la ciudad. Una forma de retratar de manera colorida la vida de campo y traerla a los habitantes de la metrópoli.

Esto lo explica el artista en una entrevista para Prensa Libre.

¿Cómo surgió este proyecto?

La idea surge hace un año. Veo a las aldeas como un núcleo fundamental del país, y así está construida esta obra. Quise que esta muestra se presentara de manera diferente, y logré una propuesta contemporánea en pintura, para la que utilicé papel kraft, tinta y acrílico. Quise encerrar ese universo que hay en las aldeas, en las montañas y construir una especie de sala de reflexión con las Aldeas oníricas. Este trabajo pretende reflexionar sobre las aldeas reales de la montaña.

¿Guatemala sigue siendo un país rural?

Guatemala es un país de aldeas. La muestra captura un concepto de paraje; por eso de un árbol se desprenden los caseríos, luego pasan a aldeas, municipios hasta convertiste en ciudades, todo en su entorno social. Las aldeas, en Guatemala, reflejan un tema recurrente, que es el tercermundismo.

¿Somos entonces una gran aldea?

Es un país con múltiples visiones de aldeas. El concepto que se tiene se usa en forma despectiva, decir que se es aldeano se usa erróneamente para ofender. Como si la aldea fuera algo perdido, sin sentido.

El sitio de nacimiento de una persona no tiene nada que ver con sus capacidades. La idiosincrasia del guatemalteco vuelve despectiva la expresión aldea.

¿Cómo logrará superar esta mentalidad el guatemalteco?

La educación es importante. Existe un gran vacío en las aulas; todavía se duda si un maestro debe tener educación universitaria, por ejemplo.

¿Qué significa para usted el altiplano del país?

Para mí, escapar hacia el altiplano guatemalteco y llegar a Quetzaltenango y ver esos contrastes entre ciudades y aldeas es algo fantástico. Sirve para recrear una realidad poética en la ruralidad, de cómo se vive en la montaña y que cada quien identifique esas cualidades.

Ver el volcán Santa María junto al Santiaguito y su vegetación es un sueño de imágenes fantásticas.