En el país, al menos un millón de niños desarrollan labores domésticas, agrícolas, pirotecnia, como sicarios y en la prostitución, dijo Espada, quien lamentó que las estadísticas que datan del 2006 no hayan sido actualizadas por falta de recursos.

Falta de valores

El vicegobernante aseveró: “El abandono y la desintegración familiar han contribuido a que muchos niños se conviertan en sicarios o vivan de la prostitución. Uno de los asuntos que vamos a trabajar con el arzobispo Óscar Julio Vian es promover la integración familiar, que es el factor principal para la violencia en los niños”.

Según Espada, el 99 por ciento de los menores de edad que integran las pandillas y las redes de sicarios han sufrido desintegración familiar.

No obstante, Jesús De la Peña, coordinador subregional de la OIT, afirmó que las referidas actividades no están clasificadas como formas de trabajo.

De la Peña señaló: “La OIT, aunque está dentro del convenio 182, tiene una resolución clara donde la explotación sexual, el tráfico de drogas y demás no son considerados trabajo”.

Agregó: “Los delitos no se miden, no se preguntan en las encuestas. Es una dificultad concreta, y ustedes —los guatemaltecos—, como miembros de esta sociedad, tienen una percepción más concreta de lo que pasa en sus propias ciudades y pueblos”.

Políticas públicas

El vicepresidente y el delegado de la OIT explicaron que la hoja de ruta presentada ayer en conferencia de prensa establece políticas públicas que deberá implementar el Ministerio de Trabajo.

“Se necesitan salarios justos, distribución agrícola adecuada, economía y productividad más organizada, para que los padres tengan trabajo y evitar que los niños tengan la necesidad de contribuir a la economía familiar, o que busquen la prostitución y se conviertan en sicarios”, comentó Espada.

De la Peña opinó que la hoja de ruta abarca el ámbito educativo, salud, generación de conocimiento, cumplimiento de normas y adecuación del marco normativo guatemalteco, en la medida en que sea necesario.

Según la OIT, de la población total de niños guatemaltecos se calcula que del 10 al 15 por ciento trabajan. La estadística es similar en el resto de Centroamérica.

La hoja de ruta establece sanciones para quienes no acaten las políticas sugeridas, pero más importante es generar mejores condiciones de vida, porque el trabajo infantil es consecuencia de los niveles de pobreza, enfatizó De la Peña.

Las políticas propuestas por la OIT se han implementado en El Salvador, Honduras, Panamá y República Dominicana, en donde los niveles de trabajo infantil se han reducido en un punto porcentual.