En todos estos años las instituciones creadas para impulsar la construcción de vivienda solo han cambiado de nombre y orientación, pero sin conseguir completamente el objetivo para el cual fueron creadas: falta de presupuesto, sesgo político, corrupción e ineficiencia administrativa han sido los lastres.

Primer intento

Los datos del Ceur refieren que la primera entidad de este tipo se fundó en 1948, cuando el gobierno de Juan José Arévalo creó el Instituto de Fomento de la Producción (Infop), que incluía la vivienda en sus postulados.

Después, en 1956, durante el período contrarrevolucionario surgió el Instituto Cooperativo Interamericano de la Vivienda (Iciv), que logró construir cuatro mil 536 viviendas en cuatro años.

De esta época datan la Colonia Centroamérica, zona 7, y los proyectos 4-4, 4-10 y 4-3, zona 6.

Cinco años más tarde nació el Instituto de Fomento de Hipotecas Aseguradas (FHA), entidad descentralizada que es la única que ha perdurado hasta la fecha y que tiene en su haber la supervisión de colonias como Utatlán, Ciudad de Plata, Molino de las Flores, Lomas del Pedregal y las Granai Towson.

Según Sergio Irungaray, gerente de Comercialización de la entidad, en los 52 años se han logrado construir alrededor de 80 mil casas.

En 1965 nació el Instituto Nacional de la Vivienda (Invi), entre cuyos frutos se mencionan las colonias El Maestro, zona 15; Primero de Julio, zona 19, y los condominios de la colonia Justo Rufino Barrios.

De acuerdo con el Ceur, el Invi dotó de soluciones habitacionales a ocho mil 68 familias durante los casi ocho años de su existencia.

En este caso la gran mayoría de los recursos para la construcción fueron otorgados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

En 1973, con el fin de superar las limitaciones del Invi respecto de los requerimientos de capital para la construcción de proyectos, se creó el Banco Nacional para la Vivienda (Banvi), que entre sus funciones indicaba que era un “órgano financiero del Estado que tiene por objetivo la realización de programas de desarrollo urbano de construcción de vivienda que satisfagan las necesidades de la población de menores ingresos”.

De acuerdo con el documento del Ceur, en los últimos 19 años el Banvi se dedicó en 90 por ciento a resolver problemas causados por el terremoto de 1976.

En 1996, el Banvi fue sustituido por el Fondo Guatemalteco para la Vivienda (Foguavi), que recientemente cerró sus puertas y fue reemplazado por el Fondo para la Vivienda (Fopavi).

Maritza Canek, directora ejecutiva del Fideicomiso para el Desarrollo Local en Guatemala (FDLG), refirió que el problema básico del déficit es que en muchas décadas los guatemaltecos no han tenido acceso a fuentes de financiamiento especialmente diseñadas para este objetivo.