Comunitario

Marcos Andrés Antil es un genio de gran corazón

Marcos Andrés Antil cortó café, con su madre y hermanos, como tantos niños de Santa Eulalia, Huehuetenango; sufrió junto a su familia, como muchas del Occidente, el brutal hostigamiento de los bandos en guerra durante el Conflicto Armado; emigró a los Estados Unidos al igual que tantos guatemaltecos, con el dolor por dejar la tierra natal en busca de un mejor futuro.

Marcos Antil disfrutó al máximo la sesión  fotográfica en el Paseo de La Sexta. Lo que más le gustó: estar entre tanta gente y sentirse un guatemalteco más. (Foto Prensa Libre: Esbín García)

Marcos Antil disfrutó al máximo la sesión fotográfica en el Paseo de La Sexta. Lo que más le gustó: estar entre tanta gente y sentirse un guatemalteco más. (Foto Prensa Libre: Esbín García)

CIUDAD DE GUATEMALA – Pero sin perder la sonrisa de infancia, la memoria de su identidad q’anjob’al ni el afán de trabajo de sus padres, es hoy un exitoso empresario al frente de la compañía de desarrollo y mercadeo digital Xumak, que fundó hace una década y que hoy, con oficinas centrales en Miami, tiene clientes corporativos en 25 países.

Fue designado Personaje del Año 2014 de Prensa Libre, no solo por su trayectoria como emprendedor y migrante, sino también por la labor altruista que desarrolla en el campo educativo. Entre sus ideales figura proveer de más y mejor educación a los niños guatemaltecos. Para ello ha donado computadoras y, en alianza con la organización Edulibre, también programas educativos para el aprendizaje infantil de Matemática y otras materias.

Perseverante

Marcos no se considera a sí mismo un genio, pero sí un apasionado de su trabajo: desarrollar estructuras y redes de comunicación informática global para uso interno o externo de compañías. Entre sus clientes ha tenido empresas globales como Nissan y Johnson & Johnson. “A algunas no las puedo mencionar porque hay contratos, cláusulas, pero atendemos a compañías de clase mundial, por eso instalamos una oficina en Miami, porque facilita la movilidad, pero tenemos nuestro mayor centro de operaciones en Guatemala”, cuenta en la oficina vacía, pues es sábado por la tarde. Las computadoras apagadas invitan a imaginar los días cuando era solo un estudiante migrante que consiguió trabajo como programador.

Huyen de la guerra

En 1990, a los 13 años, Marcos entró a una secundaria de Los Ángeles, California. No fue fácil, pues no sabía inglés ni tampoco hablaba bien el español. Había estudiado hasta 5o. primaria en Santa Eulalia y sacó 6o. en la cabecera de Huehuetenango. “De por sí no era un gran estudiante. Soy el único de mis hermanos que repitió dos veces cuarto primaria”, relata en la amplia oficina de un 14 piso que Xumak ocupa totalmente.

ENTREVISTA | “Debemos hacernos responsables”

Por la represión imperante en 1987, su padre, Marcos Andrés Antil —sí, se llama igual— había migrado a EE. UU. Era líder comunitario y llegó a ser alcalde auxiliar, lo cual era interpretado por los guerrilleros como complicidad con el Estado, pero por el otro lado, al verse obligados a darles provisiones a los insurgentes, el Ejército los acechaba. Un día, mientras bajaba al pueblo, se encontró con soldados que le preguntaron si sabía dónde vivía Marcos Andrés Antil. Él les indicó una dirección y apresuró el paso. Era tiempo de irse al exilio… o morir.

Poco a poco su padre se llevó a su esposa e hijos. El último fue Marcos Andrés, quien se quedó un año con familiares. “No me quería ir, quería quedarme en el pueblo”, cuenta el ahora empresario, que tiene una plantilla de casi cien empleados: 70 en Guatemala y el resto en California, Miami y Medellín, Colombia.

Un migrante más

En Los Ángeles, el joven Marcos se encontró con la barrera idiomática y con el frío de la realidad. Sus padres lo presionaron para que estudiara. Fue así como tomó en serio el inglés y con ello todas las materias. Se graduó de High School con notas sobresalientes.

Todavía le quedaba un reto mayúsculo: quería entrar a la universidad, pero no solo era muy costosa, sino que su familia en realidad necesitaba un trabajador más. Además, él soñaba con una carrera en política o leyes, pero ello implicaba hasta 10 años de estudios. “Yo había sido líder estudiantil. Recuerdo que salimos a protestar cuando el gobernador Pete Wilson impulsó el decreto 187 contra los migrantes”, refiere.

Florecimiento

En las vacaciones escolares, Marcos trabajó en una maquila y también como jardinero. En este oficio conoció al dueño de una hermosa casa a quien preguntó en qué trabajaba, y el hombre le respondió: programación de sistemas informáticos. Era una carrera corta, con creciente mercado laboral.

Se inscribió como oyente. “Yo no tenía idea de qué era programación y al principio no entendí nada de nada, pero le hablé al profesor y ya en segundo año fui alumno regular. También tomé cursos de comunicación y diseño”.

Estaba por graduarse, en el 2000, cuando entró a trabajar en una pequeña empresa suiza llamada Day Software. Su primer cheque de pago lo entregó a sus padres y les dijo que en adelante no les faltaría nada. “Se trabajaba con un sistema para manejo de contenidos en internet muy bueno, que no era muy conocido pero hoy tiene mucho uso. Basta decir que la compañía Adobe se los compró en 2010 por US$240 millones”.

En 2004 se independiza y funda Xumak —palabra que significa florecimiento, en qanjobal—. No tenía empleados y trabajaba en su dormitorio. Se gastó casi todos sus ahorros y por fin consiguió un buen cliente: la cadena hotelera Best Western. “Es la más grande del mundo con el mismo nombre. Tenía que hacer un buen trabajo”, cuenta.

A partir de entonces no hizo más que crecer en la creación de flujos de información y sitios web, que hoy se han extendido al mercadeo y creatividad digital: un campo que sigue en expansión y que le valió este año recibir el galardón Gerente del Año en la categoría Innovación. Pero los sueños de Marcos van aún más allá: quiere cambiar la realidad de su país.

Xumak -Expansión-

Xumak desarrolla sistemas digitales para uso en línea: portales, interacción y experiencia de usuario web para empresas globales, un campo que en el 2004 era poco explorado. “Haber conocido antes este sistema nos da la ventaja de la experiencia, lo que a la vez nos permite innovar, hallar nuevas formas de hacer las cosas. Hoy existen más empresas en este campo y la competencia es dura”, dice Marcos Andrés Antil, CEO de la compañía, que tiene 25 empleados en California y Miami, casi 70 en Guatemala y ocho en la sede de Medellín, Colombia.

 Xumak tiene exigentes sistemas de contratación y cuenta con empleados de diversas nacionalidades. Incluso hay expertos estadounidenses que han migrado a Guatemala para  poder laborar en la compañía.

EN SANTA  EULALIA

Marcos Antil es el tercero de nueve hermanos. Asistió a la escuela primaria local y cursó el 6o. grado en Huehuetenango. Sus padres eran agricultores que se vieron obligados a migrar a EE. UU. para huir de la guerra interna.

DATO

38 años de edad tiene Marcos Antil y 10 de haber fundado Xumak.

Cronología

1976: Marcos Antil nace el 4 de octubre. Es el tercero de nueve hermanos.

1987: su padre emigra a EE. UU.  

1990:  se reúne con su familia, radicada en Los Ángeles. Entra a la secundaria en 1991.

1995: se gradúa de High School y entra a estudiar Ciencias de la Computación en la Universidad de Bakersfield.

2000: empieza a trabajar con la empresa suiza Day Software.

2004:  funda Xumak. Entre sus clientes ha tenido a Nissan, Johnson & Johnson y el Banco Mundial. En el 2008 extiende operaciones a Guatemala.

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